El Linares se vio obligado a recurrir a la tanda de penaltis para llevarse la trigésimo cuarta edición del Trofeo Ciudad de Linares después de empatar a cero con el Club Polideportivo Ejido en un amistoso en el que los de Alberto González fueron mejores que su rival de Segunda RFEF, pero, de nuevo, no estuvo nada acertado.
La falta de pegada sigue siendo el mayor contratiempo del periodo de preparación. El equipo genera peligro a través del juego combinativo y principalmente por las bandas, en las que destacan Candelas y Abeledo. El problema viene cuando se pisa área. En ese momento, todas las luces se apagan y los atacantes no ven portería. Samu Corral tuvo varias ante su exequipo, pero falló en lo más importante, la definición.
Gustó Sancris, por su desparpajo, y se observaron movimientos interesantes durante el partido, que fue de control absoluto de los locales. El Ejido gozó también de sus opciones en las botas de Romero y Mendes, aunque se encontraron con la respuesta de Samu Casado.
Con el transcurso de los minutos, el Linares incrementó la posesión y las aproximaciones, con un Samu Corral negado hasta tal punto de estrellar la pelota en el palo. Luego, el meta celeste sacó una mano prodigiosa para evitar el tanto de Hugo Díaz.
Con todo, el partido se marchó a la tanda de penaltis, en las que el conjunto de Alberto González, ayer de rojo, se impuso por cuatro goles a tres, eso sí errando tres lanzamientos por cuatro su adversario.
Lo que queda claro, y doctores tiene la Iglesia, es que a este plantel le hace falta reforzarse en la vanguardia y en alguna que otra posición más si quiere competir desde la primera jornada por la salvación.