Alberto González es un técnico poco dado a expresar sus sentimientos en público. Es un hombre recatado e, incluso, hasta introvertido. Es difícil encontrar una rueda de prensa en la que se deje llevar por la euforia o la decepción tras una victoria o una derrota. Siempre mantiene las formas.
Pero lo que experimentó en la recta final del partido frente a la UD San Sebastián de los Reyes, que acabó con triunfo para su equipo por dos goles a uno, gracias a un gol de Hugo Díaz en el último suspiro, mostró a un Alberto González diferente, más emocionado por lo visto y vivido en la grada de Linarejos, a la que otorga buena parte del éxito de este domingo. «Ver el campo de esa manera es un lujo. Me ha encantado el ambiente. Han animado y apoyado cuando más falta hacía», declaró a preguntas de los periodistas.
El técnico de Tolox se rindió ante su afición, capaz de proporcionar emoción, ilusión y aliento a los futbolistas, tanto en las buenas como en las malas. Sabe de lo que habla porque en sus largos paseos por la ciudad le gusta interactuar con la hinchada, conocer su idiosincrasia, lo que piensa y su estado de ánimo.
Linarejos es un estadio singular, mágico para algunos, y con una solera dentro del fútbol nacional. Los datos también confirman la impresión generalizada de que es una fortaleza difícil de asaltar. El Linares acumula 16 partidos consecutivos sin conocer la derrota. Esa solidez en casa será determinante para lograr los objetivos de la temporada.
Por otro lado, el club acaba de informar a través de sus redes sociales que Ernestas Juskevicius, más conocido como Ernesto, sufre «una herida en la ala nasal derecha con comunicación exterior con la fosa nasal», producto de un golpe involuntario a la salida de un córner que le obligó a abandonar prematuramente en terreno de juego. De momento, su vuelta al trabajo dependerá de la evolución de la lesión.