«Jugamos en casa, estamos en el escenario ideal y en un buen momento como equipo». Esta reflexión de Alberto González es la de un entrenador satisfecho con el rendimiento de su plantel. La derrota en Mérida no ha alterado los ánimos del técnico del Linares que sigue con hambre de victorias. «Existe motivación, ambición y ganas de hacer algo grande», añade horas antes de la visita del Deportivo de La Coruña al Municipal de Linarejos.
González sabe que la última frontera para seguir vivos en la lucha por la promoción de ascenso pasa por sumar los tres puntos frente al Depor. Cualquier otro resultado pondría en peligro un desafío añadido a un curso notable del equipo. «No queremos ganar desde el punto de vista de la obligación, sino desde la posibilidad de hacer algo grande», sentenció el de Tolox en la rueda de prensa previa al choque de este domingo a partir de las doce del mediodía.
El preparador azulillo reconoce que recibir al Deportivo es un acontecimiento especial para la parroquia azulilla. De hecho, han pasado 39 años del último enfrentamiento entre ambos equipos en Liga. Fue el 7 de enero de 1984 en Segunda División y venció el Linares por un gol a cero. El recientemente fallecido Arsenio Iglesias ocupaba el banquillo deportivista. «Será una fiesta para nuestra afición», subrayó.
Importantes bajas en el rival
El Deportivo viaja a Linares plagado de bajas muy importantes. A la ya conocida de Quiles por las fracturas en la cara que sufrió en Córdoba se suman las de Lucas y Villares. Ninguno de los dos ha entrado en la convocatoria y no estarán disponibles para el técnico, Óscar Cano, que deberá recomponer el equipo titular en profundidad.
El delantero coruñés no ha llegado en condiciones de disputar el partido después de la operación en la cara a la que fue sometido a comienzos de semana y a pesar de su voluntad por disputar el encuentro. Lucas pretendía jugar con una máscara de protección, pero no ha podido completar los últimos entrenamientos y dejará así la delantera huérfana.