Reportaje | En el nombre del padre

Antonio Luis Hervás recoge el testigo de su progenitor, Juan Hervás, un hombre admirado como profesor y como político

Por:Javier Esturillo
Infografía: El Nuevo Observador

No hay nada extraordinario en la existencia de sagas familiares en política. Ni tampoco es raro que un hijo suceda a su padre en el Ayuntamiento. Pero el caso de Antonio Luis Hervás Martínez contiene algunos detalles que hacen su historia más especial que otras. Su linaje y apellido proceden de Juan Hervás Rubio, concejal del Partido Popular durante dos mandatos (1995/1999 y 1999/2004).

El pasado 17 de junio, mientras juraba el cargo de edil, con su mano derecha puesta encima de la Biblia, Antonio Luis Hervás no pudo evitar que su mente y su corazón, por un instante, se centraran en la memoria de su progenitor. Un hombre admirado dentro y fuera del Consistorio linarense porque sencillamente era «una persona eminentemente buena».

Su trato cordial y cortés, pero, sobre todo, su capacidad de diálogo y consenso, destacaron en la vida política de Juan Hervás. Quizá la raíz de ese comportamiento reflexivo, paciente y pedagógico entroncaba directamente con su oficio de maestro de Matemáticas. Lo fue, entre otros centros, del colegio San Joaquín, del Virgen de Linarejos y del IES Reyes de España, donde se jubiló en 2011.

Sin embargo, dejó una huella imborrable entre sus compañeros del Grupo Municipal Popular y del resto de partidos políticos con los que compartió salón de plenos, tertulias, viajes y problemas comunes. Todavía, hoy en día, su nombre sale a la palestra en más de una ocasión entre los funcionarios más veteranos para rememorar el sentido de ciudad que siempre acompañó la carrera de Juan Hervás, concejal de Cultura y Educación en el primer Gobierno conservador de la democracia.

Corría el año 1995, cuando Juan Baustita Lillo Gallego se hizo con el bastón de mando con un grupo de noveles que llegaron al Ayuntamiento avalados por sus respectivas trayectorias profesionales. En poco tiempo, ese equipo de ocho personas emprendió el camino hacia unas de las mayores transformaciones que ha experimentado Linares, luego continuada por su predecesor, el socialista Juan Fernández, hasta que la localidad cayó en desgracia por una serie de circunstancias.

Bajo la tutela de Juan Hervás, la cultura linarense dio un giro de 180 grados. Pasó de los espacios cerrados a abrirse a todo tipo de público. A cobrar vida más allá de la Feria de San Agustín.

Potenció el teatro aficionado con la creación de las Jornadas Vicente del Moral y fue el encargado de impulsar el Festival Internacional de Artes Escénicas (Fimae) que colocó a Linares en la vanguardia cultural de la provincia. También gestó los Encuentros de Guitarra, junto con los hermanos Cuenca, para poner en valor el legado de Andrés Segovia. Hitos que nacieron alimentados por la aquiescencia del resto de formaciones, PSOE, IU y PA.

En aquella época, la rivalidad política no salía de las cuatro paredes de las comisiones o de las sesiones plenarias. Luego, en la calle, predominaba la amistad y la camaradería. No era extraño ver a personas ideológicamente opuestas compartiendo risas, chascarrillos y conversación en cualquier bar de la zona. La polarización no había llegado a los extremos de ahora.

No era extraño, por lo tanto, ver a Juan Hervás en plena Plaza Roja de Moscú con una ushanka con la insignia soviética. Nadie se alteraba, ni ponía el grito en el cielo por ello. El espíritu de la Transición todavía impregnaba buena parte de la política local.

El fallecimiento de Juan Hervás, hace una década, fue sentido profundamente por todos aquellos que lo conocieron en el ámbito educativo, político y también cofrade, porque era uno de los grandes activos de la Cofradía del Santo Entierro, de la que fue hermano mayor, como su hijo en la actualidad

Antonio Luis Hervás ha heredado de su padre valores y principios y, por encima de todo, la pasión por Linares, si bien es cierto que a su descendiente le ha costado más dar el paso hacia la política. No lo tuvo claro hasta que no habló con su mujer y con su madre, pilares fundamentales en su existencia.

Auxi del Olmo y Antonio Luis Hervás en la toma de posesión.

Una vez que obtuvo la aprobación de ambas -no sin antes ser advertido de lo que se le viene encima- aceptó la propuesta de Auxi del Olmo de integrarse a su candidatura. Tiene encomendadas las carteras de Salud y Consumo. Dice que asume su nuevo rol con «tremenda responsabilidad y enorme orgullo». Antonio Luis Hervás, fisioterapeuta de profesión, forma parte de ese revulsivo generacional que la alcaldesa ha querido introducir en su equipo.

Él ha aceptado el desafío con serenidad y tranquilidad, la misma que transmitía su padre. Por eso, cuando lo llamaron para ponerse al frente del Santo Entierro no titubeó. Sabía que era necesario, porque así lo habría hecho su progenitor, cediendo en lo que hiciera falta para alcanzar el consenso, dentro del pluralismo divergente que reina tanto en la política como en el mundo cofrade.

Fotos: Cedidas

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