Dicen las estadísticas que los barrios con más ingresos tienden a votar más a la derecha, mientras que en los más pobres hay más votantes de izquierdas. En Linares esa regla se cumple casi a rajatabla.
Las elecciones generales del pasado 23 de julio acentuaron esa diferencia en relación con otras citas electorales, como las autonómicas o las municipales, en las que el Partido Popular y Vox lograron introducirse en determinados bastiones de la izquierda.
El Partido Popular domina de forma clara el centro de la ciudad. Es su suelo natural. Votantes que no suelen fallar a la formación conservadora. El mapa de los comicios del pasado domingo no deja lugar a dudas. La formación que lidera Alberto Núñez Feijóo llegó a duplicar en papeletas al partido del puño y de la rosa en los colegios y locales electorales ubicados en zonas tradicionalmente conservadoras, como Isaac Peral, Viriato, Marqués de Linares, Fleming, Raphael o Julio Burell desde Santa Margarita y hasta la Plaza Colón.
En esos distritos no hay quien tosa al PP. Su azul se remarca por encima de otros lugares donde tiende al celeste, como Senda de la Moza, Paseo de Linarejos, Avenida de Andalucía, Úbeda, Doctor, Alfonso X el Sabio, Carolina, Avenida de Andalucía y el casco antiguo.
La desaparición de Ciudadanos ha hecho que el voto liberal regrese al caladero popular en esas zonas en las que ambas fuerzas se disputaban la primera posición y donde residen familias de rentas altas.
Por el contrario, el color rojo impregna los barrios de clase obrera. Desde Arrayanes hasta La Paz, pasando por La Zarzuela, La Andaluza, Girón, El Cerro, San José o San Antonio. El dominio socialista es absoluto, con Vox como segunda fuerza en algunas mesas. Sumar, al igual que el PSOE, está muy presente en los distritos menos pudientes, donde tiene un electorado fiel.
En la Estación Linares-Baeza hubo una reñida batalla entre socialistas y populares que, finalmente, se decantó de los primeros, por solo 42 votos de diferencia. El PSOE logró 253, frente a los 211 del PP. Vox sumó 103 y Sumar 88, con una abstención mucho más baja que en 2019, solo el 32 por ciento.
Precisamente, la movilización de la izquierda ha sido una de las claves para entender estas elecciones. Los votantes de este bloque eran conscientes de que la única manera de parar a la derecha era acudiendo a las urnas y, por regla general, así lo hicieron.