El Linares ha cerrado un fin de semana para olvidar. La derrota ante el San Fernando en el último suspiro del partido dejó a la afición azulilla helada. La actuación arbitral no ayudó a un equipo que nunca se sintió cómodo en el terreno de juego y que ofreció una imagen irregular durante todo el choque.
El conjunto de Óscar Fernández no acaba de dar fiabilidad. Demasiado frágil, al igual que la economía de la entidad. El sábado hubo doble cita para los socios con un resultado negativo para la gestión de Jesús Medina. Los datos que trasladó a los asistentes son más que preocupantes con una creciente deuda que va camino de poner en serios aprietos la estabilidad de la institución en pleno proceso de conversión en Sociedad Anónima Deportiva (SAD).
El aumento del déficit se ha convertido en uno de los mayores desafíos económicos del Linares. Crece más rápido de lo previsto, a pesar de vivir tres ejercicios de euforia en lo deportivo, tanto en Liga como en la Copa del Rey.
Según lo desvelado por la junta directiva, de no producirse cambios, la deuda se situará cuando acabe el curso en casi 700.000 euros, algo impensable después de una serie de hechos históricos, como los enfrentamientos en casa ante el FC Barcelona o el Alavés, amén de las visitas del Deportivo de La Coruña, el Córdoba CF o recientemente del Málaga CF.
Este incremento tampoco se explica con plantillas, como el propio presidente ha reconocido, de bajo coste hasta tal punto de que esta temporada se ha recurrido a las cesiones para no engordar la nómina mensual en jugadores. Todo ello con una cantera desestructurada que sigue sin aportar activos al primer equipo. Habría que remontarse mucho tiempo atrás -si lo hubiera- para recordar un plantel compuesto en su totalidad por futbolistas foráneos.
Parece claro que, ante semejante escenario, se hacen necesario medidas urgentes y estas parecen que solo pueden venir a través de la SAD. El problema está en las contradicciones en las que cae una y otra vez Jesús Medina, cuando ataca la fórmula por la que él mismo optó. No ha dudado en arremeter contra el máximo accionista, Miguel Hoyo Nájera, al que no dejó en buen lugar en una intervención televisiva en PTV Linares.
Lo cierto es que la entidad azulilla no vive buenos momentos tras cinco años de gestión de Jesús Medina, quien llegó a la Presidencia cuestionando la trasparencia de su antecesor, Pedro Sáez. En un ejercicio de síntesis, todo indica que el único camino pasa por la entrada de capital privado, puesto que basar la contabilidad del club en el flujo de dinero público es, simple y llanamente, una equivocación, además de un agravio para el resto de entidades deportivas de la ciudad.