Ni los aficionados más viejos del lugar recuerdan unos números peores en casa que los de este curso. Nunca antes en la historia del club en la tercera categoría del fútbol español se han escapado tantos puntos de Linarejos, un campo catalogado de «fortín» en otros tiempos.
Solo superan esta triste condición dos clubes ya descendidos, el Recreativo de Granada y el Atlético Baleares, ambos con solo 15 puntos sumados en sus respectivos estadios, por los 20 del Linares, de un total de 51. Este dato constata la pésima campaña del equipo azulillo y las razones por las que tiene pie y medio en Segunda Federación.
Y no es un problema solo de la primera vuelta, sino que ha sido un síntoma de todo el curso, en el que el Linares ha sido incapaz de mantener la solidez en Linarejos. Solo ha ganado cinco partidos (Real Madrid Castilla, Mérida, Ibiza y Real Murcia); empatado otros tantos (Recreativo de Granada, Algeciras, Intercity, Atlético Baleares y Melilla) y siete derrotas (Málaga, San Fernando, Recreativo de Huelva, Córdoba, Sanluqueño, Antequera y Castellón).
Con estas estadísticas, poco o nada se puede hacer para competir en una categoría tan difícil y complicada como la Primera Federación.
Cuestión de tiempo
Es descenso, por lo tanto, es cuestión de tiempo. Quedan quince puntos en juego y está a seis del Mérida y del Sanluqueño. Las sensaciones que deja el partido frente al Castellón son las de un querer y no poder, de intentarlo y morir en la orilla.
La llegada de Romerito mejoró notablemente las prestaciones del colectivo, pero, quizá, la solución llega demasiado tarde, cuando desde hace muchas jornadas atrás se veía que el Linares no reaccionaba a los estímulos. Ha tenido oportunidades más que suficientes para estar en una posición más cómoda; todas desaprovechadas en los últimos minutos de cada encuentro.
Aunque las matemáticas aún dan un mínimo porcentaje de salvación, lo cierto es que sólo un milagro evitará que el Linares caiga a la Segunda Federación.
Obviamente, habrá que esperar hasta el final de la temporada para sacar conclusiones sobre el desarrollo del curso, aunque ya a nadie se le escapa que la planificación deportiva y económica ha sido nefasta por parte de los rectores que han conducido al Linares a este desastre. Jesús Medina es el único y máximo responsable de lo que, previsiblemente, sea el segundo descenso con él mandando en la entidad.