Una de las razones que han llevado al Linares a acabar en el pozo de la Segunda Federación ha sido su pobre rendimiento en el Municipal de Linarejos, donde este curso ha firmado el segundo peor registro de su historia en la tercera categoría del fútbol española desde la constitución de la Segunda División B -ahora Primera Federación- en la temporada 77/78.
Habría que remontarse a la campaña 00/01, que también acabó en descenso, para ver unos números peores como local. En aquel curso, el equipo azulillo logró 19 puntos, frente a los 24 del actual. Solo venció en cuatro ocasiones, empató siete partidos y perdió otros tantos.
En la temporada que está a punto de bajar el telón, ha conseguido seis triunfos, seis igualadas y ha caído en siete ocasiones, algunas frente a rivales directos, como el San Fernando (0-1) y el Atlético Sanluqueño (1-2). Además, solo ha marcado 14 goles, por los 15 encajados.
El viejo Linarejos, calificado como un fortín por sus adversarios, ha perdido esa condición este año. Lejos quedan las temporadas en las que muy pocos equipos obtenían premio en su visita a la ciudad minera.
Por ejemplo, en la 88/89 sumó 47 puntos, después de vencer en 14 partidos de los 19 disputados en casa. Solo cedió cuatro empates y una única derrota ante el Badajoz por cero goles a uno en la jornada 20.
Precisamente, una de las grandes fortalezas del Linares a lo largo de su historia, en cualquier categoría, ha sido su estadio, donde siempre ha vendido caros los puntos. El problema de esta campaña ha sido la sensación de que cualquier rival, por flojo que fuera, se podía llevar algo positivo sin demasiado esfuerzo.