Isra Cano aceptó sin chistar la oferta del Linares. Sabía el futbolista de Andújar que algún día volvería al club donde se siente especial. «Existe una química bonita entre el Linares y yo», ha reconocido el mediapunta en la rueda de prensa de su presentación.
No le falta razón. Israel Cano Sánchez es un jugador querido en Linarejos. Se marchó sin hacer ruido en busca de minutos. Creció y maduró en el Villanovense, tras un paso fugaz por el Betis Deportivo y una temporada en el UCAM Murcia. En Villanueva de la Serena encontró los mimbres suficientes para desplegar su fútbol.
Mucho más asentado, el futbolista andujareño regresa a la que fue su casa con la ilusión de un niño, pero con la mentalidad de un hombre responsable. A preguntas de los periodistas, ha admitido que ha habido contactos en anteriores veranos, pero que ha sido en éste en el que más insistencia ha puesto la dirección deportiva del Linares.
Isra Cano soñaba con enfundarse de nuevo la elástica azulilla. Por eso, no fue difícil llegar a un acuerdo. «Aquí siento una cosa distinta. Es especial», ha insistido un jugador con un regate endiablado y una visión de juego, que le convierten en desequilibrante y decisivo.
No quiere hacer cábalas sobre el futuro ni la posición en la que acabará su equipo a final de curso. «Mi mente está puesta en el Recreativo de Granada», ha dicho, si bien considera que «hay una buena plantilla». «No me marco objetivos a la largo plazo. Creo que paso a paso podemos hacer las cosas bien. Tenemos ilusión y expectativas», ha señalado el joven deportistas.
Isra Cano llegó a la cantera minera en la 17/18 para jugar en Liga Nacional juvenil. Al año siguiente, de la mano de Juan Arsenal, se incorporó a la disciplina del primer equipo.
Durante dos temporadas y media, fue acrecentando su importancia en la plantilla linarense y se ganó minutos de calidad en Segunda B. En total, vistió la camista azulilla en 40 encuentros y marcó cuatro dianas.