Los años del Romanticismo no fueron precisamente malos tiempos para la lírica. Pero sí para lo que llamamos —más por costumbre que por otra cosa— el género chico. La zarzuela, pisoteada por una ópera deslumbrante que cautivaba a los pueblos de Europa, necesitaba un rescate para poder seguir adelante. Y fue entonces cuando aparecieron Francisco Asenjo Barbieri, Pablo Sorozábal, Ruperto Chapí y Jesús Guridi Bidaola, entre una larga lista, dispuestos a devolverle su esplendor contra el Goliat operístico.
Luego hacen falta directores valientes para rescatar un género que está más vivo que nunca, sobre todo cuando se le pone el ímpetu, la pasión y el cariño de Manuel Coves al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid.
Fue una noche redentora, de esas que suelen quedar grabadas cuando se apuesta por un reportorio tan variado y divertido para el público, más allá de la sobrada calidad de intérpretes, como la mezzosoprano Cristina Faus, cuya increíble voz cautivó al patio de butacas del Teatro Cervantes.
Manuel Coves hizo su debut como director en su ciudad natal el marco del Festival Internacional de Música y Artes Escénicas de Linares (Fimae) con un concierto sublime de piezas más que conocidas, como ‘La revoltosa’, ‘El barberillo de Lavapiés’, ‘La tempranica’, ‘La verbena de la Paloma’ o ‘La Torre del Oro’.
Con el sentimiento de «misión cumplida», el músico linarense, junto con Cristina Faus y la Orquesta de la Comunidad de Madrid, recibió una sonora ovación que duró varios minutos. La entusiasta reacción de la audiencia indica que la Gran Gala de la Zarzuela del Fimae fue todo un acierto a través de un recital a sorprendente y excepcional, que cumplió sobradamente las expectativas del público y la organización que corresponde al área de Cultura del Ayuntamiento de Linares.
Fotos: Ayuntamiento de Linares y Fimae
