Javier Hernández Aranzana (Linares, 1970) está más alegre que unas pascuas. Y no es extraño porque este sábado regresa con Shidow a las tablas del Teatro Cervantes (22 horas), escenario donde fue su puesta de largo en su ciudad natal allá por diciembre de 2021.
La banda regresa más madura y rodada, con tres trabajos en el mercado y una profundidad musical de turbulencias emocionales. Shidow ofrecerá este sábado un recital repleto de canciones aseadas para ser escuchadas de noche, que caldearán la temperatura de la platea conforme avance el show, que promete alguna que otra sorpresa.
El Nuevo Observador ha charlado con Javier Hernández en la víspera de un directo que es especial para Shidow y para el público, porque estará rodeado de fieles y de nuevos seguidores, ávidos por escuchar uno de los grupos más solventes del panorama actual.
—¿Qué nos espera el sábado en el Teatro Cervantes?
—Un repaso de nuestros tres discos y el final de la gira ‘Home’, tras año y medio girando por salas, festivales y teatros. Es un broche de oro en casa, como indica nuestro último álbum.
—Su último concierto en ese escenario fue brillante. Dejó el listón muy alto en la presentación en su ciudad. ¿Confía en repetir las sensaciones de aquella noche?
—No lo deseo, espero superarlas para poder, de este modo, exigirnos más, como hacemos en cada uno de nuestros conciertos. También queremos que lo pase en grande todo el público nuevo que nos hemos ganado durante estos años, con el fin de poder afianzarlo y que sigan al lado de Shidow.
—Desde entonces, Shidow no parado de evolucionar. ¿En qué punto se encuentran?
—Por una parte, estamos súper orgullosos de lo que estamos consiguiendo teniendo en cuenta cómo está de complicado girar por salas y teatros. Y qué decir de los festivales, ocupados, año tras año, por los mismos grupos, como una calcamonía. No ofrecen muchas alternativas a proyectos nuevos con unas condiciones mínimas y respetables, aun estando la mayoría -de festivales- subvencionados.
Y, por otro lado, y a pesar de todo, nos encontramos ese punto que llevamos dentro que, pase lo que pase, nos da la vitamina perfecta para seguir toda la vida.
—¿Cómo ve el panorama musical de Linares?
—Te pueden gustar más o menos las bandas, pero esta ciudad está llena de energía musical, desde los más jóvenes a los que llevamos unos cuanto años en esta historia. Siempre ha habido un empuje musical importante. En este sentido, creo que se mantiene un abanico bastante amplio de estilos y con muchas ganas de trabajo y superarse. Eso es bueno para Linares.
—¿Habrá sorpresas en la actuación del sábado?
—Sí, hemos ampliado la banda de forma que musicalmente estaremos acompañados de más instrumentistas y amigos que nos ayudarán a engrandecer las canciones.
—¿En qué se inspira a la hora de crear un nuevo tema y de seguir creciendo como lo hace?
—Mi inspiración es la vida, lo que ha pasado, lo que pasa, pensando en lo que me gustaría que pasase.
Pienso en hacer todo aquello que me pueda gustar de toda la música que escucho y me gustaría llegar.
A veces las canciones son personales y otra impersonales, siempre que la historia sea capaz de juntarse con las notas de la canción y la melodía y me agarre a mi primero. Que se puedan cantar desnudas de instrumentos y suene y transmita lo mismo que con la banda al completo. Eso para mi es una canción y mi máxima inspiración es esa.
—Y después de este concierto… ¿Qué proyectos tiene?
—Después descansar. Han sido seis años sin parar hasta poder posicionar la banda y tres discos en ese tiempo. Hay mucho trabajo detrás de todo esto y sensaciones de todo tipo. Siempre he pensado que un descanso es necesario para coger fuerzas y refrescar la mente para hacer algo mejor aún, como es nuestro propósito. También hay canciones que quiero dejar grabadas paralelamente a Shidow y que no quiero que se pierdan, por lo que lo más seguro que aproveche este descanso para grabarlas.
Fotos: Chus Ollson