Carmen Linares es intérprete jonda; su voz tiene duende y sonidos negros y su cante es el del «quejío, el cante que duele y que lastima», como dice Álvarez Caballero. Nació en la localidad minera, pero de los los 12 a los 17 años creció en Ávila. Allí, se siente «como en casa» y es querida a más no poder.
Prueba de ello es el II Premio de las Artes Florencio Galindo concedido a la cantaora linarense por la Diputación abulense. En la capital conoció a su marido, Miguel Espín, que también estuvo en el acto celebrado en el Auditorio de la Fundación Ávila, junto con dos de sus tres hijos, Lucía y Eduardo.
Carmen Linares recibió de manos del presidente de la Administración, Carlos García, la ‘Rosa’ modelada en altorrelieve por el propio Florencio Galindo y que es símbolo de este galardón que lleva aparejada una dotación económica de 3.000 euros.
En la misma ceremonia, la cantaora fue distinguida con la insignia de oro y el diploma que la acreditan como Miembro de Honor de la Institución Gran Duque de Alba, condición que llevan aparejada cada uno de los premios culturales de la Diputación, el de las Artes ‘Florencio Galindo’, el de las Ciencias ‘Arturo Duperier’ y el de las Letras ‘José Jiménez Lozano’.
Eduardo, a la guitarra, y Lucía, con su voz, actuaron en solitario y a dúo, antes de que se incorporara con ellos su madre, con quien interpretaron ‘Quiero tu nombre olvidar’, de ‘Vainica doble’, que la artista incluyó en uno de sus discos y cuya letra cantaba su hija de pequeña.
Tras la intervención de Carlos García, en la que resaltó que «una parte de las raíces» de Carmen Linares se encuentren en Ávila, la artista linarense a tomó la palabra para cerrar el acto interpretando los mismos versos de Juan Ramón Jiménez que en 2022 cantó al recibir, junto con la bailaora María Pagés, el Premio Princesa de Asturias de las Artes.
Fotos: Diputación de Ávila
