No es cuestión de campos ni de superficies, el Linares es un desastre de equipo fuera de casa, ya sea en césped natural o sintético. Los números así lo constatan: ha sumado 5 de los 24 puntos posibles en la primera vuelta del campeonato en el Grupo IV de Segunda Federación. Solo presentan peores guarismos que los azulillos, el Villanovense (4 puntos); el Don Benito (3) y el Cádiz Mirandilla (3), todos ellos en posiciones de descenso.
Que el Linares se encuentre al borde de la zona caliente de la clasificación después de haber disputado dieciséis jornadas se explica, en buena parte, por su paupérrimo rendimiento fuera de casa. Solo ha ganado un encuentro, ante el Almería B (1-2), lo demás han sido dos empates (Estepona y Xerez Deportivo FC) y cinco derrotas (Villanovense, Águilas, Cádiz Mirandilla, CD Minera y La Unión Atlético). En algunos casos rozando el ridículo para un club de la historia y el potencial social del Linares.
Ser un equipo demasiado tierno, en cualquier división, suele comportar más disgustos que alegrías. El Linares evidenció, además, en Villanueva de la Serena por qué es el uno de los equipos menos goleadores de la categoría. Ha marcado quince tantos, frente a los diecisiete que lleva en contra.
En el Romero Cuerda fue un equipo frágil en el área propia e impotente a la rival. Tampoco tuvo lucidez alguna en medio del campo, acumulando pérdidas no forzadas. Así las cosas, a una sola fecha de que acabe la primera vuelta de la Liga, el Linares ofrece claros síntomas de desgaste y de dejadez, tanto en lo deportivo como en lo institucional.
El problema es más grave de lo que parece, puesto que el club está tiritando en el aspecto económico. No tiene apenas fondos para afrontar los pagos más inmediatos y menos aún para acudir al mercado de invierno en busca de refuerzos medianamente en condiciones. A todo esto se añade la despedida de Rodri, uno de los pocos jugadores del actual plantel con calidad y que tiene sentimiento de pertenencia.
La afición ha estallado definitivamente contra un consejo de administración inoperante, que está gestionando la ruina que dejó el anterior presidente, Jesús Medina, que ya ha pasado a la historia como uno de los peores mandatarios del club azulillo. Lo único que ha hecho ha sido torpedear una y otra vez posibles soluciones y llevar a la entidad a un proceso judicial que aumenta la incertidumbre sobre la continuidad de la institución.