Storge es uno de los seis arquetipos amorosos, tras Eros, Ágape, Ludus, Manía y Pragma. De todo ellos es el más sensorial, valora el compañerismo y no es un amor a primera vista, sino que da más importancia a la compatibilidad emocional y el gusto por la conversación.
La última obra de Miguel Ángel Fernández García lleva su nombre, pero con tilde en la e. ‘Storgé’ (Editorial Círculo Rojo) llega a las librerías tras el éxito cosechado con su ópera prima ‘Agápē’ -término griego para describir un tipo de amor incondicional y reflexivo- y sigue la senda iniciada de explotación de los sentimientos a través de los parajes naturales de la provincia.
«Su historia nos sumerge por un sendero de sentimientos y emociones, imbuyéndonos en la excepcional belleza de sus parajes, empatizando con la vorágine y las vivencias de sus protagonistas», explica el autor linarense. Y es que el libro aborda «deseos, sentimientos y pasión que se ven dimensionados tanto por el contexto donde ocurre, los paraísos naturales de la provincia jienense, como por la época del año que sucede, invierno, estación de introspección, sosiego y silencio», añade.
La obra destaca por su original propuesta narrativa, además de por el dominio de su prosa, sencilla, directa y ágil, pero también explícita y dura; por la descripción de los distintos espacios por los que se desarrolla, —descritos con un alto grado de precisión y apasionamiento— y de la trama de sus personajes mediante diálogos bien construidos.
Uno de los principales aciertos del segundo libro de Miguel Ángel Fernández es la de de ofrecernos una imagen viva en la que confluyen el poder y capacidad de la naturaleza para tocar y despertar almas. Se trata, en definitiva, de fascinante laberinto de pasiones con la naturaleza como telón de fondo.