Salma El Farji y el éxito del kárate linarense

La karateca de Linares, del CD Shotokan Villoslada de Priego de Córdoba, se cuelga el oro por equipos en el Campeonato de España y amplía su brillante palmarés con solo 10 años

Por:Javier Esturillo
Salma El Farji durante un entrenamiento con su actual club. Foto: CD Shotokan Villoslada

Salma es la pequeñita de la familia El Farji García. Es tozuda, risueña, de risa contagiosa y con un palmarés envidiable a pesar de que solo tiene diez años. El pasado fin de semana se colgó la medalla de oro por equipos en el Campeonato de España celebrado en la localidad manchega de Valdepeñas, que reunió a 1.500 deportistas y 200 entrenadores procedentes de diferentes puntos del país.

Logró este importante éxito en la categoría infantil y en la modalidad de kumite mixto. Compartió el título con sus compañeros del CD Shotokan Villoslada de Priego de Córdoba, Daniel Pastor, Jimena Bujalance y Julio Palacios, todos ellos cordobeses. Este triunfo se suma al Campeonato de Andalucía que consiguió el pasado mes de febrero y a otros muchos éxitos que jalonan su corta carrera en el tatami.

Cuando era aún más niña, no paró hasta convencer a sus padres de que la llevaran a un gimnasio para aprender artes marciales. Quería seguir los pasos de su hermana Soraya, la otra campeona de la familia. «Somos más o menos iguales», dice ruborizada Salma.

Salma El Farji García sostiene la copa de campeones de España junto con Daniel Pastor, Julio Palacios y Jimena Bujalance. Foto: Real Federación Española de Kárate

Lo cierto es que ambas son muy buenas, pero ella tiene algo que la hace especial. Quizá sea su técnica, su fuerza, su equilibrio y su capacidad de transmitir en el tatami, o un conjunto de todo. Su maestro, Ángel Villoslada Recio, es el quien normalmente la templa y rebaja su nivel de energía. Su ganas por hacerlo bien y de luchar por el metal más valioso muchas veces le juegan malas pasadas. Por eso es tan importante la disciplina en este deporte.

La medalla de Salma es la medalla de la constancia. De haberse pegado muchas horas de viajes y entrenamientos. De haber sufrido tanto, que cuando llegó su oportunidad demostró que ahí estaba para comerse el tatami a bocados. Ahora toca disfrutar, aunque por poco tiempo porque esta linarense no tiene techo y quiere más trofeos en la vitrina de su habitación.

Su padre, Mohamed El Farji, llegó a Linares en 2002 para estudiar en la Escuela Politécnica Superior, pero, finalmente, se decantó por un grado superior de Formación Profesional. Natural de Marruecos, es un hombre abnegado que se vuelca en la formación académica y deportiva de sus hijas.

Tanto Salma como Soraya, llora, grita, salta y se emociona de alegría, porque es consciente de que el deporte les hace felices a ellas y les aporta valores esenciales no solo en el ámbito deportivo, sino también en la vida cotidiana. 

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