El público que abarrotó este sábado por la noche el limitado patio de butacas del Castillo de Baños de la Encina abandonó el recinto amurallado con la sensación de haber sufrido una especie hipnosis profunda. Ese sueño le llevó por una suave fusión de sonidos al compás del virtuosismo de tres grandes músicos: la violinista Anna Milman, el guitarrista Diego Catena y el percusionista vocal Luis Fernández.
La joven intérprete de origen ucraniano, aunque de corazón y alma andaluza, firmó un recital maravilloso de la primera a la última nota. Le acompañó el anochecer más majestuoso de la villa, la luna como centinela, la tenue iluminación de las velas que jalonaban la milenaria fortaleza, y la química que desprendía con sus dos compañeros en el escenario.
Anna Milman se presentaba por primera vez en Baños de la Encina después de su rotundo éxito en el Etnosur 2025. No defraudó. Su versatilidad a la hora de acariciar el violín le permiten realizar una relectura de músicas tan diversos como la electrónica, el folk, el pop alternativo y los sonidos eslavos.
A ello se sumó la poesía rítmica del jiennense Diego Catena, capaz de combinar clásica, flamenco, jazz y sones latinos, mientras que Luis Fernández aportó el sonido vocal denominado Beatbox (caja de ritmos en inglés), que casó a la perfección en el concierto.
El ecléctico menú de la velada no dejó indiferente a nadie y puso el listón muy alto para futuros eventos en el marco de la programación de ‘Noches de luz en los Castillos de Jaén’, que impulsa la Diputación de Jaén y que tuvo en la localidad bañusca su segunda parada de este año.
