Una década sin el visionario que estuvo cerca de cumplir un sueño: ver a Bobby Fischer en Linares

Luis Rentero Suárez, fallecido hace diez años, negoció con el mítico ajedrecista durante un viaje familiar a Estados Unidos

Por:Javier Esturillo
Luis Rentero Suárez y Bobby Fischer.

Uno de los grandes sueños por cumplir de Luis Rentero Suárez fue ver a Bobby Fischer sentando frente al tablero en el Torneo Internacional de Linares. Estuvo muy cerca. Fue durante un viaje familiar a Estados Unidos que escondía una misión clara, encontrar y convencer al legendario jugador americano para que jugara en el bautizado como ‘Wimbledon del ajedrez’.

Sin que nadie de su entorno lo supiera, se reunió con él en San Francisco. «Hizo todo lo posible para que reapareciera en Linares, pero fue imposible», desvela su hijo Michel Rentero a este periódico cuando se cumple el décimo aniversario del fallecimiento de su padre a los 83 años de edad.

Espina clavada

Fue, sin duda alguna, su espina clavada después de lograr situar a la ciudad minera en la cúspide ajedrecística mundial. Movió cielo y tierra, e incluso puso una buena suma de dinero encina de la mesa. Sin embargo, el genio neoyorquino, considerado por muchos como el mejor ajedrecista de todos los tiempos, no quiso.

Las razones de la negativa de Fischer son, a día de hoy, un misterio. Ambos se las llevaron a la tumba. Lo único cierto es que Luis Rentero estuvo muy cerca de convencerlo, gracias a esa capacidad de persuasión que caracterizó su existencia.

Eso no empañó el palmarés del mejor torneo de la tierra, donde jugaron Anatoli Kárpov, Borís Spaski, Jan Timman, Vasili Ivanchuk, Ljubomir Ljubójevic, Viswanathan Anand, Vladímir Krámnik, Víktor Korchnói, Péter Lékó, Levon Aronian, Veselin Topalov, Garry Kasparov o un efervescente Magnus Carlsen, entre una lista interminable de grandes maestros del tablero. 

Empresario brillante y todo un visionario

Luis Rentero Suárez fue un brillante hombre de negocios y un visionario, que regentó una cadena de supermercados en la década de los ochenta y fue el máximo responsable de dos hoteles, uno en Linares y otro en Úbeda, aunque mundialmente fue conocido por crear en 1978 el Torneo Internacional de Ajedrez, desaparecido en 2010.

La muerte de Rentero, que también fue concejal del Ayuntamiento de Linares por el PSOE en 1995, fue recibida con pesar en esta ciudad y en toda la provincia de Jaén por el prestigio y la admiración que despertaba su figura.

El fundador de la competición luchó hasta convertirla en la más importante del mundo y de ahí el apelativo de ‘Wimbledon del ajedrez’, al estar considerado como uno de los más importantes del mundo.

Luis Rentero estrecha la mano del Gary Kaspárov en un Ciudad de Linares. Foto: Cedida

Un hombre exigente

Luis Rentero fue siempre muy exigente en su objetivo de mantener el gran nivel alcanzado por el torneo y pedía en el tablero «lucha y sangre, porque aquí en Linares hay que ofrecer espectáculo».

A los 10 años empezó su pasión por el ajedrez y participó en torneos provinciales y regionales hasta que en 1978 apostó por traer una competición internacional a Linares, que ganó en esa primera edición el sueco Jan Eslon.

A partir de ahí, y con el sello personal del empresario, el torneo tomó un enorme impulso hasta convertirse en el más importante del mundo, a pesar de que no era el que tenía más presupuesto ni el que repartía más dinero en premios.

«El jugador que viene a Linares sabe a lo que se expone. Es una competición que es seguida en todo el planeta y aquí no se puede especular por nada del mundo», declaró en una de sus últimas entrevistas.

Amigo de los entonces soviéticos Anatoly Kárpov y Gari Kaspárov, dos leyendas del ajedrez mundial que en Linares protagonizaron duelos espectaculares, Rentero desveló una vez que Linares y el torneo eran conocidos en la antigua Unión Soviética lo mismo que Madrid o Barcelona.

«La gente conoce a la perfección en Rusia lo que significa el torneo y el prestigio que tiene. Somos unos embajadores de Linares y de la provincia en todo el mundo», aseguró.

José Luis Córdoba muestra a Luis Rentero Suarez y Alfredo Catalán el sobre filatélico y el matasellos confeccionado con motivo de la celebración de la exposición conmemorativa del IV Torneo Internacional de Ajedrez Ciudad de Linares.

Korchnói y la KGB

El torneo dejó decenas de anécdotas, algunas de ellas vinculadas a la Guerra Fría, como la protagonizada por Víktor Korchnói, un hombre odiado en la URSS, un desertor en toda regla a juicio de las autoridades soviéticas.

Según artículos de la época, su negativa a amañar partidas y redactar informes para el KGB durante sus viajes a los torneos le había convertido en alguien sospechoso y poco querido, por lo que su presencia en la ciudad minera era un verdadero quebradero de cabeza para la organización.

En 1979, en la segunda edición del torneo, Korchnói aterrizaba en Linares poco después de perder el Mundial ante un jovencísimo Anatoli Karpov, en un país, Filipinas, gobernado por el polémico presidente Ferdinand Marcos. El duelo duró tres meses agotadores —del 18 de julio al 18 de octubre de 1978— y contó con ingredientes de película: parapsicólogos, hipnotizadores, yogures con supuestos mensajes en clave y toda suerte de elementos ajenos al ajedrez.

El apátrida Korchnói nunca se sintió cómodo en Linares y prueba de ello es su sorprendente derrota con Manuel Rivas Pastor, un chaval de 19 años de Jaén. Esta se produjo en el movimiento 35, tras cometer un error garrafal, apremiado ya por el tiempo. La partida correspondía a la quinta ronda del torneo.

Rivas, por aquellos entonces estudiante de Ciencias Exactas en la Universidad de Sevilla y campeón de España absoluto, consiguió el jaque mate al mover su dama a 5T y materializó la segunda derrota de su adversario en este torneo, ya que el yugoslavo Marovic —en otra partida sorprendente— venció a Korchnói en la segunda ronda del torneo.

Con el fallecimiento de Luis Rentero Suárez, el deporte perdió a una figura clave en el despegue y en la difusión del ajedrez en España y en el mundo. Un hombre que esquivó la muerte en 1998, después de sufrir un gravísimo accidente de tráfico bajo el puente del ferrocarril de la Estación Linares-Baeza, población donde nació en 1932.

Fue trasladado en estado crítico al Hospital Universitario San Agustín, con traumatismo craneoencefálico, facial, torácico y abdominal. Después de muchos meses de lucha, logró recuperarse, pero las secuelas le impidieron continuar al frente del torneo.

Hoy, en su querida y amada Linares tiene avenida a su nombre y el orgullo de haber creado de la nada el «torneo privado más memorable del mundo», distinción concedida por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) durante la gala de su centenario.

Michel Rentero observa el reconocimiento de la FIDE entregado a la alcaldesa en el premia al torneo creado por su padre.
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