Jandra acababa de parir dos cachorros cuando escuchó el lamento de una pequeña cría de lince. Un cuidador del centro de La Olivilla la había dejado dentro del llamado “cajón de adopción” situado a escasos metros del cubil donde Jandra resguarda a su nueva camada. Se acercó y casi de inmediato decidió ser madre adoptiva de un tercer cachorro.
No siempre es así. Son las hembras de lince las que deciden si quieren acoger o no a una cría que no haya parido. “No podemos ser invasivos”, explica la técnica responsable del centro de cría de la Junta en Jaén, María José Pérez.
En este caso, la adopción ha sido un éxito, hasta tal punto que cuando ‘Jandra’ se mudó de sitio, se llevó a los tres como si fuesen todos hermanos de sangre. El cachorro adoptado procede del centro de cría Granadilla ubicado en Cáceres (Extremadura). Su madre, días después de dar a luz, acabó repudiándolo por motivos que se desconocen. “La adopción significa libertad”, señala María José Pérez, porque si hay que criarlo a biberón “esto hace que sea más difícil que sea liberado en el campo porque tendría demasiados vínculos con las personas”.
Este está siendo un año especial en el centro de cría en cautividad de la Junta situado en las inmediaciones de la localidad de Santa Elena, en Jaén. Este año ha sido una hembra de La Olivilla la que ha estrenado la temporada de cría en los cinco centros que hay repartidos en la Península Ibérica, algo inusual ya que los primeros cachorros suelen nacer en los complejos situados más al oeste. Pero, además, el primer cachorro de la temporada, nacido el pasado 2 de marzo a las 8:28 de la mañana, tiene como madre a una de las hembras fundadoras del centro jiennense de nombre ‘Córdoba’. “La madre tiene 16 años, es un hito importante”, apunta Pérez.
En lo que llevamos de temporada, el centro de cría en cautividad La Olivilla ya contabiliza el nacimiento de 13 cachorros de lince ibérico de cinco hembras diferentes. Y aún hay otras cuatro lincesas que podrían dar a luz en próximos días. Así lo destaca la propia consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo, quien ha subrayado “la tarea crucial que desempeñan los centros de cría en el objetivo de recuperar una especie emblemática para Andalucía”. “Desde que La Olivilla abrió sus puertas, ya son 130 linces ibéricos los que se han criado en estas instalaciones, de los cuales 70 han sido liberados al medio natural”, detalla la consejera.
Hasta hoy, la última hembra que ha parido en la Olivilla es ‘Junquinha’, un ejemplar procedente de la ciudad portuguesa de Silves. Fue el pasado 26 de marzo y dio a luz tres crías. “Cada vez que nace un cachorro de lince ibérico, damos un paso adelante en el objetivo de sacar estos felinos de la lista de especies en peligro de extinción”, remarca Carmen Crespo, antes de poner el acento en “el compromiso decidido” del Gobierno de Juanma Moreno “por liderar un programa Life que busca conectar poblaciones y crear nuevos núcleos para asegurar el futuro del lince ibérico”.