El Parque Deportivo de La Garza pone punto final al verano con unos datos sobresalientes, tanto en el uso de la piscina como del resto de instalaciones del complejo. Ha sido una época estival de buenos registros y de total normalidad después del mal trago de la pandemia.
Así, ha completado los 1.500 abonos (número máximo para evitar masificaciones) de la temporada de baños, a los que hay que sumar las cerca de 25.000 entradas vendidas y los 218 cursos de natación celebrados, desde su apertura el día 23 de junio y hasta el 28 de agosto, último día de piscina.
Por norma general, los usuarios se han marchado de La Garza satisfecho, si bien demandan que la temporada sea más larga. Sin embargo, esta reivindicación, ya clásica cada verano, no es fácil de contentar, aunque se trate de una infraestructura pública.
«El alto coste de mantenimiento y explotación del complejo de piscinas y la bajada de afluencia una vez llegada la feria, hace inviable la prestación del servicio. Tenemos que mirar con mimo el manejo del presupuesto, precisamente porque es dinero público», sostiene el director de La Garza, Antonio Quesada, a este periódico.
De lo que no existe duda es que el complejo de la Junta de Andalucía moviliza la llegada de visitantes, genera empleo y deja un importante remanente en facturación para sectores tan sensibles para la ciudad como el hostelero, el hotelero y el comercial.
Prueba de ello fue el Campeonato de Andalucía de jóvenes nadadores y los 17 campus o concentraciones de clubes y colectivos que dejaron 2.555 pernoctaciones en las cabañas, entre la segunda quincena de junio y la primera de septiembre.
Una vez concluido el verano, La Garza llevará a cabo la reforma integral de las cabañas, «a las que se cambiará el mobiliario, suelos, pintura, luminarias y se dotarán de tecnología wifi y medios audiovisuales», detalla Antonio Quesada.