La política municipal ha entrado en una dinámica perversa. El PP y el PSOE han malacostumbrado a los linarenses a la bronca y a la crispación, lo que provoca una desafección de la ciudadanía. Ese ambiente explosivo, que agrava la pésima concomitancia entre dos exalcaldes, Raúl Caro-Accino y Javier Perales, se contagió este jueves en un pleno infumable marcado por las faltas de respeto de uno y otro bando.
La política de la ciudad minera vive horas críticas. La relación entre PP y PSOE lleva muchos años contaminada bajo la sensación de que los grandes acuerdos son imposibles. Pero en la sesión de diciembre ha cambiado a peor. La atmósfera se ha vuelto irrespirable. El traspaso de las barreras personales es ya una realidad con reproches públicos sobre asuntos del pasado, que nada tienen que ver con la realidad de la calle. A pesar de ello, ninguno de los dos partidos están dispuestos a revertir la tendencia de enfrentamiento.
Da igual de lo que se debata, ya sea de presupuestos, pago a proveedores, ayudas al empleo, la financiación de la Universidad o la delicada situación del comercio del centro, todo acaba en discusión, salidas de tono y ataques directos que soslayan lo verdaderamente importante. El PP y su política del retrovisor, cuando lleva gobernado desde 2019 (tres años en coalición con Ciudadanos), a excepción los once meses del PSOE e IU, es cansina y no se ajusta a la verdad. Por su parte, el principal partido de la oposición tampoco anda fino con acusaciones veladas a sus adversarios.
En consecuencia, el terreno de juego es un auténtico fango. Prueba de ello fue la moción de urgencia registrada por el Grupo Socialista para solicitar una serie de medidas que amortigüen las pérdidas que sufren los comerciantes debido a las obras de la calle Baños. El PP, que sustenta el poder municipal, rechazó de plano discutir sobre este asunto con un argumentario basado en el ‘y tú más’.
El líder de oposición, Javier Perales, no se quedó corto y deslizó una serie de acusaciones contra su predecesor en la Alcaldía, Raúl Caro-Accino, durante su etapa en la Cámara de Comercio y su connivencia ‘por determinados intereses’ con el exregidor, Juan Fernández. «No tiene usted vergüenza ni con el anterior alcalde ni conmigo, pero es algo connatural en usted», le recriminó Caro-Accino a Perales mientras éste abandonaba el salón de plenos junto con sus compañeros de bancada ante el rechazo de la iniciativa, que contó con la decisiva abstención de la concejal no adscrita, Josefa Pérez, quien ha regresado a la actividad pública y no con demasiadas ganas de respaldar al partido con el que concurrió a las elecciones.
Esta polarización deja a Vox y a Izquierda Unida en un contexto complicado, puesto que se ven incapaces de encarrilar los debates hacia el sentido común. Precisamente, las dos formaciones que más están en las antípodas son las únicas que tratan de bajar la pelota al terreno de juego, pero esta deja de rodar en el mismo momento que intervienen PP y PSOE.
El problema es que no se ponen las cartas boca arriba en la mesa y se habla medias verdades….las cosas se hablan claras…perjudiquen a unos u otros…así se da una imagen lamentable….y tienen que luchar por un bien común que es LINARES y su DINAMIZACIÓN LABORAL Y ECONÓMICA