Análisis | Un equipo a la deriva

La crisis deportiva señala a Óscar Fernández, pero más allá del entrenador valenciano se esconde una desastrosa gestión económica del presidente, Jesús Medina

Por:Javier Esturillo
Dani Perejón pugna por la pelota en el partido frente al Antequera.

El pasado 14 de junio, uno de los pilares sobre los que se asentaba el Linares, se derrumbó. El entrenador Alberto González, que había conducido al equipo a sus mayores hitos de la historia reciente, hizo oficial su marcha al Betis Deportivo, equipo de Segunda Federación.

El presidente, Jesús Medina, contrató como sustituto a Óscar Fernández, después de que rechazaran la oferta azulilla hasta cuatro técnicos. El preparador valenciano llegaba al banquillo de Linarejos tras un intrascendente curso con el Almería B en Tercera Federación.

Óscar Fernández era un auténtico desconocido para la afición minera y su trayectoria como entrenador se limitaba a filiales y a una circunstancial presencia en Primera División con el Valencia. Su fichaje no levantó pasiones, y menos aún la llegada de futbolistas sin experiencia en la categoría.

El verano comenzó torcido con la continuidad forzada del director deportivo, Miguel de Hita, quien tenía un acuerdo con el CD Lugo. No pudo retener a los jugadores que habían formado la base del plantel del pasado año y acudió al mercado con muy pocos euros, lo que le obligó a tirar de cesiones y a contratar a futbolistas de Primera Federación sin protagonismo en sus clubes de procedencia.

Detrás de esa política de fichajes, se esconde una crisis económica descomunal, con una deuda galopante y la entidad en serios aprietos para mantenerse en pie. Su estructura está seriamente dañada.

Los desmanes financieros y contables de Jesús Medina, el único presidente del Linares que percibe un sueldo, además de gastos de representación, estaban tapados por los resultados y la cohorte de seguidores (tuiteros) que saltaban como resortes ante cualquier crítica, sumado a la condescendencia del Partido Popular, sabedor de que el fútbol es un buen caladero de votos.

La realidad deportiva, económica e institucional demuestra que el Linares ha vivido todos estos años a base de cortinas de humo hasta que sus costuras se han tensado de tal manera que nadie sabe cómo puede acabar esta situación.

El equipo navega hacia la deriva. Actualmente, está en puestos de descenso. Ha sumado solo ocho puntos de los últimos 30 posibles y lo peor de todo son la sensaciones que desprende. «Cometemos errores groseros» o «nos está costando mucho hacer la mili» son algunas de la reflexiones de Óscar Fernández, quien es parte de un problema que va más allá del aspecto técnico o táctico, sino que se asienta en una mala planificación debido al gravísimo contexto económico que vive del club, cuya profundidad se desconoce.

Existen muchos indicios que apuntan a un cambio de ciclo en el Linares, siempre y cuando Jesús Medina dé un paso al costado, para, de este modo, posibilitar la entrada de aire fresco que sanee las cuentas, se desligue de la política y tienda puentes de diálogo. En caso contrario, el Linares está condenado a repetir la historia de 1990 y 2009.  

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