Para encontrar a estas vecinas no hay que llamar puerta por puerta; es mejor estirar la cabeza, aguzar la vista y no perder detalle del campanario del pueblo o cualquier torre de electricidad. Seguirles la pista es esencial para su conversación y protección.
Cada año en esta época, los bomberos de Linares colaboran con el Grupo Científico Erithacus y la Sociedad Ibérica para el Estudio y la Conservación de los Ecosistemas (Siece) en el anillamiento de los nuevos ejemplares de cigüeñas, nacidos en los nidos que se encuentran en los pueblos de la comarca.
Los agentes del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) de Linares se desplazan con un vehículo escala desde el que acceden al nido, que limpian con mimo para aligerarlo de peso y bajan a las crías para el anillamiento.
Ya en tierra, se les toma los datos biométricos y se les coloca dos anillas: una de PVC, blanca, para distinguir el ejemplar en la distancia, y otra de metal con toda la información vital. Este proceso permite monitorizar a las aves y poder conocer con exactitud sus rutas migratorias, así como sus movimientos locales. En otras palabras, seguir el desarrollo vital de estos polluelos y, de este modo, «establecer las medidas de conservación pertinentes por parte de las administraciones competentes».
Los bomberos de Linares han estado en Baños de la Encina, Bailén, Carboneros, Vilches, Guadalén y Guarromán, entre otras localidades, en las que los vecinos, principalmente niños, se arremolinan en torno a la mesa en la que trabajan los científicos.