El mejor aliado del Linares es él mismo. El triunfo de este domingo en el tiempo de prolongación frente al CD Badajoz es una muestra más de la confianza ciega que tiene el colectivo en su trabajo y en el de su entrenador, Alberto González. Lo viene demostrando durante toda la temporada, incluso cuando las cosas no terminaban de funcionar durante un buen tramo de la segunda vuelta. Ya, en los albores del curso, los azulillos llevan camino de aprobar con nota.
Veinte jornadas después el equipo ha regresado a los puestos que dan derecho a luchar por el ascenso a Segunda División. La derrota en A Malata por dos goles a cero ante el Racing de Ferrol sacó al Linares de los puestos de privilegio a los que ha vuelto con cuatro puntos más que en el mismo periodo de la pasada campaña, cuando protagonizó una recta final increíble hasta colarse entre los cinco mejores del campeonato.
El Linares no solo ha completado el ‘sorpasso’, sino que el conjunto de Alberto González ya está siendo capaz de abrir brecha ante plantillas con un potencial económico muy superior, como el Córdoba, cuya inestabilidad en este tramo final de temporada están sabiendo aprovechar los azulillos.
Nadie le puede quitar al cuadro minero la posibilidad de soñar, de disfrutar y saborear victorias épicas como las de este domingo. Ahora quiere rematar la faena y poner la clasificación patas arriba, continuar el pie en el acelerador y mantener este carácter ambicioso.
Por delante le quedan cuatro jornadas de infarto. Este sábado se desplaza a Mérida, donde le espera un rival que apura sus últimas opciones de al menos ocupar una plaza de Copa del Rey. Luego recibirá en Linarejos al RC Deportivo de La Coruña, que se juega el ascenso directo.
Las dos últimas jornadas serán frente a la SD San Sebastián de los Reyes en el Nuevo Matapiñonera para cerrar el curso ante su afición frente al San Fernando, en un partido que puede ser histórico para la parroquia local.