Rafael Valdivielso

Cuando las crestas del punk pusieron en jaque a la RDA

Dice el sabio refranero castellano: «Dime de qué presumes y te diré de qué careces». Un dicho castizo que bien podría aplicarse a la denominación oficial de la extinta República Democrática Alemana (RDA). Fundada en 1949, su pluralismo democrático era en verdad una pantomima, aunque oficialmente en la Volkskammer, la Cámara del Pueblo, se renovaba cada cuatro años con una participación electoral del 98 o 99 por ciento, o sea a la búlgara. Vamos, como los referendos a los que el dictador Franco nos tenia acostumbrados en España.

En este artículo vamos a hacer un viaje en el tiempo con nuestro Delorean particular y nos teletransportamos a la RDA. Todo ello para ver cómo las autoridades políticas y policiales vieron en el punk no solo una influencia negativa procedente del decadente Occidente, sino también una amenaza, la mayor, para la juventud del país.

Origen

La piedra angular del movimiento punk en la RDA tiene su base en el origen de las Chaos-Tage y se remonta a las llamadas Wuppertaler Punk-Treffs, encuentros de punks que se celebraban en la localidad de Wuppertal, entre Düsseldorf, Leverkusen, Dortmund, Duisburgo y Colonia. Este origen se sitúa en junio de 1982 en unos disturbios se conocen como Punker-Schlacht von Elberfeld o Batalla Punk de Elberfeld.

Todos los sábados por la tarde, en Wuppertal se realizaban concentraciones de punks en un punto ubicado en una zona comercial, donde se habían producido algunos incidentes menores debido a las protestas originadas por la presencia de los punkrockers.

Sin embargo, estos incidentes provocaron la reacción en las autoridades locales, que fueron aplicando una serie de normas para mantener controlada a esta parte de la juventud de la ciudad e, incluso, intentaron llevar la concentración punk a otra parte menos molesta para los comerciantes.

La influyente BBC

Otra vez la BBC Radio iba a ser el primer medio a través del cual los alemanes y las alemanas del Este iban a descubrir el punk que estaba sonando en Reino Unido en aquel 1977. Estas emisiones radiofónicas llegaban a territorio alemán para ser escuchadas por los soldados británicos que estaban desplegadas desde la II Guerra Mundial. Tanto BBC como Radio Luxemburgo se podían sintonizar en toda la RDA, salvo en alguna zona más al Este como Dresde y alrededores.

La división política de Kriminalpolizei, conocida como K1, y la fracturación de los servicios secretos estatales, la popular Stasi, responsable de subvertir la actividad política clandestina, intervinieron para instituir una política coordinada de represión sobre el movimiento punk que se consideraba que estaba auspiciado desde la República Federal Alemana.

Estamos hablando de un país como la República Democrática Alemana, donde el margen para la ironía compite con la Conferencia Episcopal, una de las bandas de punk-rock más influyentes se llamaba Die Firma. Ese era el sobrenombre —La Compañía, en alemán— con el que los alemanes del Este conocían a la siniestra Stasi, la Policía secreta del régimen de la Alemania Oriental.

Las bandas

Las primeras bandas punk de la Alemania del Este aparecieron en Berlín Oriental, Leipzig y Weimar. Los principales grupos de la primera ola del punk de la RDA fueron Planlos, Namenlos, AuSSchlag, Wutanfall o Schleim Keim, por citar solo algunos de referencia.

Podemos decir que la escena punk en la RDA fue verdaderamente underground y clandestina debido a la presión policial sobre el movimiento que se intensificó desde 1982 y fue especialmente dura y represiva durante 1983 y 1984.

Además aumenta el número de infiltrados en la escena, incluyendo a miembros de grupos, para recabar información sobre el movimiento. Esto no intimida a las bandas punk que siguen escribiendo canciones críticas contra el Estado de la RDA.

Primeros conciertos

Los primeros conciertos se desarrollaron en garajes y pisos, pero, posteriormente, la escena punk iba a encontrar refugio en las iglesias luteranas. Podían montar conciertos, gracias al eufemismo de las llamadas “misas de blues”, y que en realidad era punk contracultural.

Estos lugares se mantenían a salvo de las redadas y detenciones por parte de la Policía, y funcionaron como centros de acogida para movimientos de oposición al Gobierno de Erich Honecker. Podían ser detenidos al entrar o salir de la iglesia, pero nunca dentro, por lo que fueron lugares adecuados para albergar conciertos de estas nuevas bandas.

La mayoría de estos grupos no llegó a grabar en aquellos días. No tenían acceso a los medios, mayoritariamente en manos del Estado y de sus sello oficial, Amiga. Muchas de las grabaciones fueron realizadas durante los conciertos y distribuidas a través de cassettes.

Existía otra opción, muchos grupos se sometieron al Einstufung, un examen estatal que permitía adquirir el grado de banda amateur, con acceso a conciertos remunerados en los clubes juveniles autorizados. Con ese beneplácito, incluso sonaban en la radio musical estatal, DT 64 y grababan en Amiga.

Solución: Skinheads

La solución que las autoridades pusieron en práctica fue alentar a los skinheads, minoría violenta escindida del punk, para que atacaran a sus antiguos colegas. Tardaron en advertir que, entre los cabezas rapadas, emergía nuevamente el germen del nazismo.

No obstante, a principios de 1989, un informe gubernamental todavía señalaba al punk como el principal obstáculo para lograr una juventud saludable. El punk había establecido redes nacionales a lo Telegram actual, con fanzines redactados en los sótanos de las iglesias y se contaba con casas okupadas que funcionaban como comunas. Inesperadamente, se beneficiaban de los aires de Glásnot impulsados por el premier Gorbachov.

El punk de la RDA triunfó y ¿se esfumó? Si no fuera por la abundante bibliografía, podría haber quedado sepultado por el relato oficial. No dejó demasiadas canciones. De hecho apenas hay que buscar mucho y bien para localizar algo de los grupos pioneros.

Ocurrió que, cuando llegó la unificación de las dos alemanias, bastantes de los músicos estaban hartos del punk-rock, se reciclaron. Así, varios reaparecieron como parte de grupos de trash metal como Rammstein.

En general, cogieron el camino de la electrónica. Gracias a ellos y su conocimiento de los espacios abandonados tras la guerra, Berlín se transformó en la capital mundial del techno. Pero que no se os olvide una cosa…. todo comenzó con los imperdibles y las crestas.

Fotos: Condenado Fanzine