Tienen una musicalidad especial. Cunado chocan unos contra otros, se puede decir que los bolillos suenan como alegres castañuelas. Su base es la misma, la madera. Con ellos en las manos, se hacen auténticas maravillas de encajes, que llevan tras de sí muchísimas horas de trabajo delicado, refinado y paciente. Dicen que no es tan difícil como parece, pero lo cierto es que es todo un arte.
Este domingo, en las pistas polideportivas del Parque de Deportes San José, unas quinientas personas participaron en el encuentro organizado por el grupo de encajeras de la Asociación de Vecinos de Santa Ana. Fue un auténtico espectáculo en todos los sentidos.
El objetivo de esta cita es «recuperar y mostrar al público una añeja tradición artística española, muy ligada a las costumbres populares». Hasta Linares llegaron participantes de las ocho provincias andaluzas, así como de Cataluña, Valencia o Castilla La Mancha, entre otros territorios.
La concentración, que se desarrolló a lo largo de todo el día, contó con un apartado dedicado a la exhibición de trabajos de bolillo, blonda y chantilly y otro en el que se impartieron demostraciones al público.
El bolillo siempre se enmarcó dentro de la tradición familiar. De madres a hijas -tradicionalmente asociada a las mujeres-, de generación en generación, este arte ha llegado increíblemente vivo a la era de las nuevas tecnologías, gracias al empeño de colectivos como el de Santa Ana.
Además de necesitar técnica, paciencia y tranquilidad, esta actividad, según la concejal de Participación Ciudadana, «repercute de forma saludable al ser altamente relajante». «Este evento se constituye como referente para todas aquellas personas que de alguna forma están vinculadas a esta tradición tan arraigada como es el encaje de bolillos», apostilla el edil de Deportes, Martín de la Torre.
Fotos: Ayuntamiento de Linares
