El Palacio de Linares, vecino de la diosa Cibeles y de Correos, es conocido por albergar la Casa América, dedicada al fomento de la cultura hispanoamericana. Sin embargo, sus paredes ocultan un pasado envuelto en leyendas basadas en fantasmas y fenómenos paranormales. Dicen que por sus pasillos se escucha al espíritu de Raimunda de Osorio, esposa José Murga, titulados como Marqueses de Linares.
La historia de una ciudad está jalonada por sucesos, misterios y acontecimientos que han dejado huella en el imaginario colectivo. Y Linares no es una excepción. La crónica negra puso al municipio minero en la portada de los informativos nacionales hace algo más de un año.
En esta ocasión fue por meterse, supuestamente, el maligno en el cuerpo de una joven de 27 años, a la que sus padres y su exsuegro tuvieron privada de libertad durante 22 días sin apenas comer e incomunicada para practicarle un exorcismo.
Sus gritos alertaron a sus vecinos del barrio de San José que decidieron llamar a la Policía. Los agentes se encontraron con una imagen dantesca: un corpulento hombre encima de la víctima intentando callarla, tapándole la boca y sujetándola por las muñecas. Su objetivo no era otro que «expulsara el demonio de su cuerpo». Ese «mal» que había poseído a la chica no era otro que divorciarse de su marido.
Según contó la víctima, había llegado desde el Reino Unido -donde vivía con él- al domicilio de sus padres en Linares. Estos la retuvieron desde el primer día, en contra de su voluntad, hasta tal punto de dejar la puerta principal cerrada para impedir que pudiera salir cuando ellos no estaban en la casa. El tercer arrestado, exsuegro de la mujer y que también se alojaba en la misma casa, estaba en la ciudad de forma expresa para «curarla«, según su testimonio.
En cualquier caso, no se trata de un asunto para tomárselo a broma. La chica joven estaba muerta de miedo, con marcas en los brazos, cara y labios.
Desaparecidos, curanderos y otros fantasmas
De Juan Carrillo no se sabe nada desde que desapareció misteriosamente en la madrugada 13 junio de 2013. Al día siguiente, comenzó la búsqueda en Linares y Andújar. Se produjeron varios arrestos vinculados supuestamente con la desaparición, pero pasaron los días, los meses y los años y Juan Carrillo, conocido comerciante linarense, sigue sin parecer, a pesar del empeño de su familia por encontrarle.
A mediados de la década de los noventa, tres mujeres realizan una sesión Ouija, en la que comienzan a suceder todo tipo de fenómenos que se acrecientan con la llegada de la Policía. Fue en un piso de la urbanización Linama, en la Avenida de Andalucía.
Querían entrar en contacto con los seres de ultratumba y, en esta ocasión, según recogen algunas crónicas periodísticas de la época y sostienen vecinos, con éxito, porque algo apareció allí que nadie acierta a explicar. Su nombre era Agustín y nada más comunicarse con ellas empezaron a suceder fenómenos extraños, como el movimiento de los cuadros colgados en la pared o de los radiadores.
Décadas después, el miedo y el secretismo continúan vigentes en la ciudad. Para muchos, este suceso fue magnificado e incluso inventado.
Algo parecido ocurrió en el caso del curandero de una cortijada de la Estación Linares-Baeza. Corría julio de 2011, cuando la Policía Nacional detuvo a Antonio S. J., de 61 años, acusado de agredir sexualmente a una clienta.
La víctima, que había acudido a la consulta del curandero para que la ayudara a resolver un problema familiar, fue llevada presuntamente por el arrestado a un dormitorio donde la obligó a tumbarse en una cama junto a él,
Le pidió que se fuera desnudando y que todo lo que le haría no sería a ella sino al supuesto espíritu, continuando con una serie de tocamientos a los que la mujer se resistió en todo momento hasta quedarse totalmente inmovilizada fruto de un miedo insuperable.
«Tenía un bicho -espíritu maligno– dentro de su cuerpo y tuve que tocarla para sacárselo», declaró Antonio ante la sala del Juzgado de lo Penal número 2 de Jaén que en julio de 2015. El sanador eludió la prisión. Fue absuelto porque, según la sentencia, la tocó «con permiso». Solo son algunos ejemplos de la crónica de sucesos y enigmática de una localidad que encierra muchas más historias.