El partido de este domingo (18 horas) frente al Castellón en el Municipal de Linarejos tiene los suficientes ingredientes para que la afición azulilla acuda sin pensárselo al estadio a animar al Linares. El primero, y más importante, es una final por la permanencia. Todo lo que no sea sumar mañana ante el líder del Grupo II de Primera Federación es un paso más hacia el precipicio.
En segundo lugar, es el estreno de Romerito en el banquillo. Su sola presencia ya inspira confianza y, como exfutbolista del Linares, conoce mejor que nadie los secretos del campo y la relevancia de la hinchada en este tipo de partidos a cara de perro.
Por último, el Castellón es un rival que trae buenos recuerdos a la grada no solo por el ascenso a Segunda División B en la final de campeones de Tercera, sino porque el 24 de mayo de 1981, el cuadro minero certificó su salvación en la División de Plata con una victoria por dos goles a uno ante el combinado albinegro, con un Linarejos lleno hasta la bandera.
Así las cosas, y con la promoción de entradas activada por el club para los abonados, viejo estadio debe empujar a los Romerito hacia la gloria.
El problema es que enfrente tendrá al líder indiscutible de la categoría y principal candidato al ascenso directo a la Liga de Fútbol Profesional, con una plantilla que rebosa calidad, dirigida por un entrenador que sabe sacarle el máximo rendimiento a sus futbolistas, el neerlandés Dick Schreuder, que recupera para este envite a Josep Calavera después de cuatro jornadas de baja por lesión. Asimismo, volverá a la convocatoria Borja Granero, mientras que Israel Suero, que se pierde su tercer partido consecutivo debido a problemas físicos.
