El Linares pone fin este sábado (19 horas) al curso como local en un partido intrascendente ante el Alcoyano. Será el último encuentro que se dispute en el vetusto Municipal de Linarejos antes del comienzo de las obras de remodelación. Y, por desgracia, el último en Primera Federación tras concretarse el descenso de categoría hace una semana con la derrota en el Estadio Balear.
La cita, por lo tanto, no puede ser más triste y decepcionante para el aficionado que sigue con la mosca detrás de la oreja después de la desastrosa gestión de Jesús Medina en su etapa como presidente del club.
Se marcha de la entidad con dos descensos, la peor clasificación en Tercera de la historia del Linares, un ascenso administrativo y tres buenas temporadas que coincidieron con Alberto González en el banquillo. Todo ello acompañado de una conversión en Sociedad Anónima Deportiva (SAD) para salvar los muebles dada la importante deuda que el club estaba generando.
Sin embargo, será Luis Vera, presidente del consejo de administración, el que tenga que asumir la embarazosa situación en el palco. Por suerte, se librará de los pitos, puesto que el partido se disputará en un ambiente desangelado de público.
Si el club azulillo está en pleno duelo por el descenso, en Alcoy no están para tirar cohetes, aunque tenga la permanencia asegurada. El comunicado de su consejo de administración en el que anuncia que intercambian sede con La Nucía ha sentado como un jarro de agua fría entre la hinchada y ha producido un auténtico terremoto en la Primera Federación.
En el plano deportivo el choque de esta tarde carece de interés alguno. Ninguno de los dos contrincantes se juega nada ni otros rivales están pendientes de ellos, por lo que lo único de interés para el Linares es sumar los tres puntos para quedar lo más arriba posible de la clasificación por si acaso.
