La Feria de San Agustín 2023 ha consumido sus dos primeros días en un abrir y cerrar de ojos, con un ambientazo como no se recordaba. La afluencia de público al recinto ferial y a las actividades programadas ha sido una constante.
A determinadas horas, era casi imposible moverse por las casetas y sentarse en una de las terrazas del Paseo de Linarejos dependía de la suerte. Familias, parejas y grupos de amigos recorrían las calles principales de la ciudad en busca de diversión y alegría que tanta falta hace en estos momentos tan convulsos.
El día de San Agustín transcurrió entre oficios, toros, comidas y música hasta el amanecer. Para las autoridades locales, fue un no parar desde primeras horas de la mañana, con las misas en honor a Manuel Rodríguez Manolete y al santo que da nombre a las fiestas.
Había muchas ganas de comenzar la algarabía y conmemorar de la mejor manera posible una semana intensa de Feria. Y, sin duda, la bajada de temperaturas contribuye enormemente a este ambientazo. Linares ha recuperado aquella recomendación que toda madre que se precie hacía: «Échate una rebeca que luego refresca». Pues razón no le falta, porque de madrugada el termómetro no ha pasado de los 20 grados. Algo que se agradece después de cuatro olas de calor consecutivas.
Otro de los espacios neurálgicos de la fiesta, al margen de las casetas tradicionales y las de marcha, está en el Parque Mariana Pineda, donde, cada mañana, se concentran decenas de niños para participar en la propuestas infantiles programadas por el Ayuntamiento. De momento, todo está saliendo a pedir de boca.
Fotos: Ayuntamiento de Linares, Hermandad de la Expiración y Félix Iniesta