Cada persona tiene un lado oscuro que intenta obviar y se somete a una lucha constante entre el ser y el parecer, que se transforma en ocasiones en una obsesión por encajar, por entrar dentro de los cánones para ser aceptado en sociedad. Esta alegoría cobra más fuerza cuando se trata de la familia.
David Criado se ha basado en las relaciones del hogar para crear una tragicomedia irreverente y salvaje que traslada al patio de butacas las miserias del padre, la madre, la abuela, el hermano, el cuñado… sin anestesia.
‘La botella’ [o ‘El ciclo de la vergüenza’] es una obra de silencios heredados, tensiones acumuladas y la vergüenza como uno de los motores del conflicto. La trama se desarrolla durante la Nochebuena, regada con alcohol y bailes que terminará por desenmascarar las mentiras, los complejos y los prejuicios de estos personajes unidos por la sangre y separados por el monstruo interior que llevamos dentro.
La función se pasa de frenada a propósito para encontrar su lugar natural de la sociedad actual, en la que reina la hipocresía y el narcisismo. Para redondear el guion, David Criado incorpora recursos del teatro japonés tanto en sus performances escénicas como en la creación de efectos especiales dentro de la estructura de la función, reforzando el ritmo y la experiencia del espectador.
Esta combinación da como resultado una obra maravillosa, tanto en su puesta en escena como en su desarrollo, con un elenco actoral que lo borda hasta tal punto de llevar al público de la carcajada a la lágrima. La propuesta de David Criado conquistó el Cervantes el pasado sábado.
Días después, el autor aún sigue subido en la nube. «La acogida ha sido muy positiva, con el público entregado durante la función y numerosos mensajes posteriores de felicitación, destacando la originalidad de la propuesta y la intensidad de lo que se vive en escena», declara el director linarense quien ha conseguido que se hable de ‘La Botella’ más allá del teatro. Mención aparte para todo el equipo y, en especial, para los actores y las actrices. Inconmensurables.
Fotos: Paco Montoro
El nuevo observador… totalmente de acuerdo en tus críticas de esta obra , como bien dices irrelevante, y que demuestra otra vez más, el letargo que la sociedad tiene en sus valores y que a su vez es permisiva y con tragadaredas , que por el quedar bien aguanta dentro del seno interno y acepta por el aquello del que diran ….
Enhorabuena otra vez más , aparte de tu crítica realista , al director valiente que se ha pronunciado en esta obra, quitando velos puritanos y páganos que a esta sociedad le cuesta evitar por el aquello de que dirán…..
ADELANTE , DAVID , te lo mereces por ser valiente en tus ideas