Más sombras que claros. La temporada del Linares en Segunda Federación está marcada por la irregularidad. La derrota en El Pozuelo a manos del Juventud Torremolinos por dos goles a uno constata que el efecto Pedro Díaz se desvanece y que la plantilla sigue cogida con pinzas, pese a los refuerzos del mercado invernal.
El equipo dilapidó el primer tiempo, en el que fue dominado por completo por su rival, y solo evidenció muestras de reacción a raíz del tanto de Juanjo Mateo en una nueva decepción fuera de Linarejos. Como visitante, el Linares es un auténtico desastre. Lo dicen los datos: solo 11 puntos de 42 posibles. Ese bajo porcentaje entierra cualquier opción de ir más allá de la permanencia.
Lo que queda de curso se le puede hacer muy largo a la afición azulilla que asume con resignación que este plantel no da más de sí y que la salvación es el único objetivo dentro de una planificación deportiva bastante mejorable que arrastra los desmanes en la gestión del anterior presidente, Jesús Medina, quien dejó al club al borde de la desaparición.
Las cosas no han salido bien desde el principio y conforme ha ido pasando las jornadas así ha quedado demostrado. El cambio de entrenador mejoró la cara del equipo minero, que llegó a pensar en cotas mayores después de encadenar varios partidos sin perder, pero la realidad de la competición (mediocre por el nivel de la mayoría de los conjuntos) vuelve a llevar al Linares a la pelea por la permanencia que pasa irremediablemente por vencer el próximo fin de semana al Cádiz Mirandilla en el Municipal de Linarejos. Todo lo que no sea sumar los tres puntos sería meterse, un año más, en problemas.
Muy bien definido,salvar la categoría y limpieza de jugadores,staff técnicos y accionistas