El comercio tradicional de Linares está de luto. Ha fallecido el comerciante Francisco Suárez Parra, propietario de toda una institución en el centro de la ciudad: Alimentación Cueto.
Con su marcha, a los 72 años, el municipio se despide de una de sus figuras históricas, el que siempre ha estado detrás del mostrador, despachando productos en la calle Julio Burell, de lunes a domingo y, si era necesario, también atendía a sus clientes en días festivos.
La historia de Cueto dentro del mundo del comercio comenzó mucho antes de nacer. «Mi madre estaba embarazada de mí y ya venía a la tienda. Así que yo nací detrás del mostrador, se puede decir”, recordada cuando era preguntado por sus orígenes de tendero.
La icónica tienda de ultramarinos se abrió en 1939, nada más acabar la Guerra Civil. Tuvo varias ubicaciones, pero siempre en la linarense Julio Burell. Desde muy pequeño aprendió el oficio de su progenitor, por el que sentía verdadera admiración.
Hombre menudo, pero bondadoso, solidario e inmensamente trabajador. Hasta tal punto de que, a pesar de estar más que jubilado, seguía subiendo cada mañana la persiana del negocio, en el que han comprado generaciones enteras de vecinos de Linares y de otras poblaciones cercanas. «En Linares no hay una sola persona que no haya pasado por Alimentación Cueto», decía orgulloso.
El recorrido de este establecimiento no ha sido fácil. Desde sus inicios, este pequeño ultramarinos con mucho encanto ha resistido carros y carretas: desde crisis económicas al éxodo de vecinos o los temidos centros comerciales y cadenas de supermercados. Nadie ha podido con él. Solo la muerte ha impedido que siga al frente del negocio, donde nació y echó los dientes.
Esta tienda señera de la ciudad de las minas ha ofrecido desde siempre productos frescos, tradicionales y de calidad. Por eso, tenía una clientela tan fiel, además porque Francisco Cueto siempre estaba dispuesto a atender alguna urgencia. «Lo podías llamar a cualquier hora que te atendía», destaca el antiguo propietario de una cafetería cercana.
Deja un enorme vacío en el comercio tradicional linarense y en la Asociación de Vecinos Paseo de Linarejos, donde era uno de sus vocales y una persona muy querida. El presidente del colectivo vecinal, Ángel Mihi Marqués, fue el encargado de transmitir la triste noticia al resto de residentes del barrio, un día antes de su onomástica. Y como él mismo le recordaba a sus clientes: «Como todos los santos tienen octava, felicidades».
Hay un error pues Francisco( Paquito) se llamaba Francisco Suarez Parra. Su padre era Suarez Cueto .El menor de tres hermanos. Manuel. Bartolome( Titin) y el. Manolo fue compañero mío en bachiller y Perito Industrial. Recuerdo que todos los días, su padre y sus dos hijos mayores iban a comprar al mercado con un carrillo y la subida por la calle Cervantes era horrorosa
D E P
Muchas gracias por la aportación, pero hemos puesto Francisco Cueto, porque así era conocido, pero añadimos el dato que nos ofrece
Grande Paco allá donde estés….me quedo con las bacalas que me vendía en vísperas de jueves santo….decía que eras más blanquitas que un traje de comunión…y otra cosa más de una vez lo sacaba de quicio con pagarle con tarjeta…nunca las aceptaba D.E.P