La decisión del Consejo Superior de Deportes (CSD) de denegar la inscripción del Linares en el Registro Estatal de Entidades Deportivas ha abierto un periodo de incertidumbre en el futuro del club. De manera especial en el máximo accionista de la entidad hasta la comunicación del organismo estatal, el empresario linarense Miguel Hoyo Nájera, con negocios en el campo tecnológico.
Fuentes de su entorno confirman a El Nuevo Observador que, en estos momentos, tiene «serias dudas» de continuar adelante con su propósito de comprar acciones del club al que ha estado vinculado su familia durante varias décadas, tanto de patrocinadores como en juntas directivas.
Las mismas fuentes aseguran que se va a repensar esta posibilidad, una vez que el proceso ha sufrido este revés y vuelve al procedimiento de suscripción de acciones, con un capital social mínimo establecido -de 750.000 euros-. Este proceso se divide en distintas fases y puede alargarse en el tiempo.
Miguel Hoyo Nájera, que poseía el 52 por ciento de los títulos a través de una de sus empresas, recuperará su dinero, al igual que los inversores que llegaron con él. Lo que desconoce, a día de hoy, es si volverá a entrar en la adquisición de acciones, a pesar de contar con un proyecto económico y deportivo «más que solvente» para garantizar la viabilidad del club.
Así las cosas, y ante la resolución del CSD, el Linares seguirá regido por el modelo de junta directiva, designada por los socios.
Conviene recordar que el proceso de transformación en SAD comenzó en noviembre de 2021, cuando la asamblea aprobó por mayoría (28 a favor, 6 abstenciones y 17 en contra) iniciar los pasos para estar regulado por capital y sujeto a la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas.
Para el presidente, Jesús Medina, esta fórmula es la única que aseguraría el futuro económico del Linares. Mientras tanto, la institución deberá financiarse con los ingresos de sus abonados, socios, taquillas, mercadotecnia y patrocinadores, además de las ayudas públicas.
