Rafael Bautista Tirado (Linares, 1991) está sentando cátedra en la cocina a cientos de kilómetros de su tierra. Quizá esa lejanía haya hecho que en su ciudad natal no se valore como merece su aportación a su gastronomía, en la que tan presente está su origen andaluz.
Sin embargo, lleva años dando mucho que hablar en Barbastro (Huesca), donde regenta junto con pareja María Vegue, al frente del servicio La Oveja Negra, el único restaurante de Aragón que ha recibido la distinción Bib Gourmand en la gala de la Guía Michelin, celebrada este martes en Murcia.
Un reconocimiento que premia la relación calidad precio de sus cartas, donde combina las raíces andaluces con la rica materia prima que ofrece el Somontano, en una fusión que se ha ganado el paladar del público y de la crítica especializada.
Rafael Bautista, como otros muchos apasionados de la cocina de Linares, se formó en la Escuela de Hostelería La Laguna de Baeza. Posteriormente, empezó un periplo por establecimientos de la provincia, como la Vega del Barco o Casa Antonio, para, después, emprender un viaje por las cocinas de algunos de los negocios gastronómicos más prestigiosos del país.
Ese aprendizaje con los mejores depuró su técnica, sin robar ni un ápice de su torrente creativo que viene de serie y que es capaz de materializar conceptos abstractos en recetas. Su cabeza es un puzle en el que poco a poco van encajando las piezas después de un cuidadoso y profundo estudio de los productos. Una obra que delibera frente a una mesa para, acto seguido, transformarla en los fogones.
«Cada plato -señala el chef linarense- es un lienzo en blanco, una oportunidad para crear una experiencia gastronómica única y cautivadora», a lo que añade: «Mientras sostengo este plato, que he preparado con amor y dedicación, me siento orgulloso de presentarles no solo un festín para el paladar, sino también una muestra de mi pasión y compromiso con el arte culinario».
Su local, ubicado en la calle Oncinellas, número 5, de la localidad barbastrense, abrió sus puertas como gastrobar en diciembre de 2019. Solo unos meses más tarde llegó la pandemia y, durante el confinamiento, repensó el modelo para convertirlo en restaurante, donde prepara cocina de autor con un alto grado de capacidad de improvisación para aprovechar los productos de cada momento, entre los que no falta el aceite virgen extra.
Es linarense y andaluz por los cuatro costados, pero Aragón le cautivó de tal manera que decidió echar raíces allí. Fue chef del Victoria Gastrobar, también en Basbastro, donde adquirió fama y prestigio hasta que decidió iniciar una nueva aventura con la compañía de María Vegue. «Aquí mi pasión por la cocina creció y se transformó en arte«, reconoce en una de sus reflexiones en Instragram. «Cada receta es un pedacito de mi Andalucía en tierras aragonesas, donde cada plato es un recordatorio de mi amor por la comida y mi conexión con ambas tierras», remata orgulloso.
Su nombre debe asociarse desde ya a otros linarense que triunfan, como Álvaro Salazar, Juan Pablo Gámez, Juan Carlos Trujillo o Montse de la Torre. No podemos olvidarnos, por lo tanto, de este gran talento a buen seguro dará mucho más que hablar en este complejo y competitivo «rebaño gastronómico» que representa la cocina española.
Fotos: La Oveja Negra