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Reportaje | Cantarranas, el parque de las lamentaciones

El gran pulmón verde de Linares ha perdido todo su brillo por el sempiterno abandono de los distintos gobiernos locales y presenta un alarmante deterioro

Por:Javier Esturillo
Infografía: El Nuevo Observador

Son las siete de la mañana y Pedro ya se encuentra en el Parque Periurbano de Cantarranas. Aún es pronto y solo está él y un par de vecinos más caminando por los senderos del principal pulmón verde de Linares. A Pedro le da lástima del estado de abandono que presenta este espacio público. «Lleva así muchos años. El único que lo tenía medio conservado era Juan Fernández», asegura a este periódico.

En Cantarranas, la vegetación crece de manera anárquica. No hay homogeneidad. Existen zonas cuidadas -las menos- y otras en el que lo verde se mezcla con el color marrón de la sequedad, donde el mobiliario está desencajado, abandonado.

La construcción del Parque de Cantarranas, junto al arroyo Periquito Melchor, situado en la zona de la ciudad conocida como Cerro Minilla, fue una actuación en la que se invirtieron 4,1 millones de euros y de cuya gestión se encarga el Ayuntamiento de Linares. Tiene más de 121.000 metros cuadrados y un perímetro de casi 2.000 metros. Fue inaugurado el 8 de enero de 2008.

En los últimos años, ha experimentado una degradación alarmante. Se puede ver a simple vista. Solo hay que pasar por el estanque, en el que un día llegó a haber hasta una colonia de patos. Hoy en día está lleno de juncos y de restos basura que impiden ver el agua.

Por desgracia, no es la única deficiencia. Los senderos con asfalto se encuentran desgastados y con socavones, prueba de la falta de mantenimiento.

El problema no es nuevo, por desgracia. Viene de lejos. La instalación municipal necesita una rehabilitación integral y urgente, tal y como demandan los usuarios. «Se ve viejo, desvencijado, deteriorado, sin mantenimiento y en malas condiciones», denuncia Alejandro Álvarez.

Con la llegada de las altas temperaturas, este y otros parques de Linares se convierten en un refugio para combatir el calor a la sombra de sus árboles. Espacios verdes que, sin embargo, presentan problemas de conservación graves que en algunos casos, como en Cantarranas, ya se han cronificado.

Fotos: Javier Esturillo

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