La pérdida del empleo, una mala racha en el negocio, una adicción, la compra de un bien o equipo o, simplemente, la crisis empuja a personas a pedir dinero con comisiones abusivas.
Luis (nombre ficticio) tenía apuros económicos y necesitaba de forma inmediata 1.200 euros para cubrir unos gastos. Alguien en Arrayanes, donde reside, le habló de una pareja que le podía facilitar esa cantidad de forma privada y al instante sin necesidad de recurrir a los bancos.
El joven se puso en contacto con una pareja de prestamistas del barrio. La misma que, el pasado miércoles, 2 de febrero, fue detenida por la Policía Nacional acusada de un presunto delito de extorsión continuada a un jubilado de la Estación Linares-Baeza, y que este viernes han pasado a disposición judicial.
En el caso de Luis fueron más de dos años pagando mensualmente un interés altísimo por esos 1.200 euros hasta que no pudo hacer frente al préstamo. En ese momento, la deuda la asumieron sus familiares. Para hacer fuerza y cobrar hasta el último céntimo, los usureros no dudaron en amenazar a sus seres queridos a través de mensajes de texto remitidos por teléfono móvil.
La familia consiguió quitarse de encima a la pareja de prestamistas después de abonarles una cantidad desproporcionada, unos 20.000 euros, según relata a El Nuevo Observador una de las tías de la víctima. A esa cifra hay que sumar el dinero que durante un año entregó Luis que prácticamente quedó desplumado.
Los arrestados se mudaron a la Estación Linares-Baeza durante el confinamiento de marzo de 2020 a causa del Covid. En la pedanía se establecieron y continuaron con sus prácticas. La Policía cree que el jubilado no es el único afectado y, por tal motivo, mantiene las investigaciones abiertas.
Su forma de negocio, después de consultar a varias personas que han tratado con ellos y según consta a los investigadores, es la siguiente: cobran un tanto por ciento mensual sobre la cantidad pactada como intereses. Se paga mes a mes (solo intereses, no se reduce la deuda en nada) hasta que el deudor aglutina toda la cantidad y la devuelve. En caso de un retraso, el montante crece otro tanto por ciento.
El pensionista de la Estación Linares-Baeza pagaba una media mensual de 700 euros y hasta 1.300 en algunas ocasiones, por una deuda de 900 euros que contrajo una amiga que pasaba un mal momento a la que trató de ayudar. Se calcula que durante los últimos cuatro años podría haberles entregado unos 50.000 euros.
La crisis arrastra a personas entrampadas a optar por esta vía. En Linares no es la primera vez que suceden hechos de este tipo. Los prestamistas tienen el don de aparecer donde más se les necesita, pero también la virtud de esconderse de las personas que no conocen. Dedican la mañana a llamar a sus clientes, visitar el banco y pasear por el centro de la ciudad donde todos los conocen.
La Policía de Linares trata de combatir la usura, pero para ello necesita que los afectados denuncien. El problema es que no lo hacen por miedo o por vergüenza, por lo que el delito suele quedar impune.
Fotos: Javier Esturillo y Ana Pilar Fábrega