La música de Rubenline, nombre artístico de Rubén Torres (Linares, 1987), es una bocanada de aire fresco. Su sonido rockero, popero, romántico y aflamencado se condensa en su primer trabajo de estudio. El disco homónimo vio la luz este miércoles 28 de mayo, después de un largo caminar por todo tipo de escenarios y tras meses de intenso trabajo en las composiciones.
Criado en la barriada de Arrayanes, la vida le llevó, en plena adolescencia, hasta Málaga, donde ahondo en una línea de pop-rock de aires flamencos y sureños que pronto se ganó el respeto y el aplauso del público, sobre todo por la influencia de las redes sociales.
Su carrera alterna canciones optimistas y letras melancólicas. La mayoría de sus letras giran en torno al amor, pero sin eludir la reivindicación. Están inspiradas «en vivencias propias y ajenas», en las que revela su «lado más íntimo». Rubenline tiene como gran virtud su pasión por componer y una voz muy particular y personal. Trece temas que no dejan indiferente a nadie y que resumen sus sentimientos.
Sus conciertos son propicios para el colegueo, la jarana y el subidón. Ha sabido evolucionar sin perder su esencia andaluza tan marcada en sus canciones. Es otro ejemplo del inagotable talento que emana de una tierra que ha visto nacer a grandes artistas. Él se lo está currando a base de bien para hacerse un hueco en la complicada industria musical.
