Sweet Cotton: el triunfo de la clase media y la independencia

La línea editorial del festival de Baños de la Encina apuesta por artistas sin reconocimiento masivo que están definiendo el presente del rock y el blues en nuestro país

Por:Javier Esturillo
Actuación de Koko-Jean & The Tonics. Foto: Manuel Rodríguez

Está claro que el Sweet Cotton Festival no puede competir con la mercadotecnia de las grandes citas del masificado circuito veraniego. Baños de la Encina, a pesar de su incalculable belleza y riqueza patrimonial, no pasa de ser un pueblo de poco más de 2.600 habitantes, con unas limitaciones económicas y técnicas que hacen inviable entrar en competición con otros festivales de su especie con mayor presupuesto.

El Ayuntamiento ha sabido dibujar una línea editorial en la que prima la calidad por encima del nombre. Lo cierto es que todas y cada una de las bandas que han pasado por los dos escenarios, el Parque Santo Cristo y la Plaza de la Constitución, han defendido su inclusión en la decimoquinta edición con argumentos de peso, más allá de hits y listas de éxitos. Esa esencia de clase media y de independencia quizá sea el pilar sobre el que se sustenta su continuidad en el tiempo de este evento cultural.

El viernes comenzó con amenaza de tormenta que se disipó nada más salir a escena The Fixed Trío, la banda más joven del cartel. Un trío de músicos granadinos que no dejó indiferente a nadie con sus letras en inglés y su música energética. Su característico blues rock integra nuevos sonidos a la formación que remontan a la década de los noventa. En su conjunto, Juan Justicia (voz y guitarra), Alex Pérez (bajo) y Sergio Flores (batería) ofrecieron un directo más que correcto.

Mississippi Queen & The Wet Dogs presentaron en Baños su último trabajo ‘Phoenix’, con el que llevan girando desde comienzos de año por todo el Estado. La nueva formación que acompaña a Inés Goñi y Aitor Zorriketa estaba perfectamente conjuntada enuna sesión completa de soul, country, blues y funky, sonidos en los que se mueven como pez en el agua. Los bilbaínos conectaron rápidamente con un público que se lo pasó en grande con ellos.

El sábado, a primeras horas de la tarde, el festival se trasladó a la Plaza de la Constitución. A pesar de los toldos y de los refrigerios, el calor pegó fuerte durante las actuaciones de los Redentores del blues, llegados desde la vecina Linares, y los granadinos FreeByrds. Tanto una como otra banda estuvieron sobresalientes, con un repertorio ecléctico que abarca desde los años 60 del pasado siglo hasta hoy en día. Es de agradecer la destreza técnica y la calidad en dos explosivos directos a pie de calle.

El cierre del Sweet Cotton Festival congregó a más gente que la jornada anterior. El Parque Santo Cristo presentaba un aspecto enviable, con un ambiente muy familiar, en el que se mezclaban distintas generaciones. Ángela Hoodoo abrió la velada. Su sólida presencia en el escenario ya es toda una garantía, gracias a su dominio de la escena y su destacable capacidad gestual. No para de moverse y de implicar a la tropa en su particular viaje al corazón del country en una fiesta vaquera en toda regla.

Punto y aparte para el bilbaíno Gonzalo Portugal. Un tipo introvertido que prefiere hablar a través de la guitarra que maneja con virtuosismo y sentimiento. Es un auténtico bluesman que consigue transportarte a misteriosos cruces de caminos, a locales caldeados, asombrosos deltas o recónditas guaridas con su activo fingerpicking, su vertiginoso slide y una garganta que doma con esmero, como por parte de un establecimiento que momentáneamente cambia de fisonomía para recibir con los brazos abiertos al personal. Su recital fue sencillamente sensacional.

La clausura de esta edición correspondió a Koko-Jean & The Tonics. Una banda con sede en Barcelona y raíces estadounidenses. Su sonido fresco y genuino, con una fusión impecable de las esencias del soul y el rhythm & blues y la música contemporánea, los hacen únicos.

La agitadora del soul Koko-Jean Davis y sus compañeros Víctor Puertas (teclados), Marc Benaiges (batería) y Dani Baraldes (guitarra eléctrica) llegaron a Baños de la Encina con su último trabajo discográfico, ‘Love Child’, bajo el brazo. Un fascinante viaje sonoro que evoca la atmósfera de los años 70, desde ritmos irresistibles que incitan al movimiento, como el contagioso ‘The Spin‘, hasta baladas cargadas de una profunda emoción, como la conmovedora ‘Never Ever‘. En definitiva, un cierre de lujo para conmemorar las quince ediciones de este pequeño gran festival.

Fotos: Kid Luciérnaga y Manuel González
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