La plantilla del Linares para su tercer curso en Primera Federación sigue incompleta. A falta de dos semanas para visitar el Estadio Romano José Fouto para medirse con el Mérida, hacen falta efectivos en defensa, el centro del campo y la delantera para armar un equipo competitivo y con garantías para salvar la categoría.
El problema, un año más, es que el presupuesto es limitado y la dirección deportiva tiene que buscar en el mercado fichajes que cumplan la triple B: bueno, bonito y a ser posible muy barato. Por eso, se sigue esperando a los descartes de otros clubes para lanzar la red, ya sea en forma de contratación o en calidad de cedido.
Ciertamente, la papeleta de Miguel de Hita no es nada sencilla, puesto que el tiempo apremia y los caladeros en los que busca también son objeto de deseo para equipos de la categoría e incluso de Segunda Federación, por lo que debe afinar mucho para equilibrar el colectivo.
Y aunque con la nómina de canteranos –Carrillo y Adrián Nágera– habría plazas cubiertas, hay algunas que necesitan más empaque y más experiencia para tener mejor fondo de armario.
Por eso, sigue sondeado en este mercado de verano tan complicado por elevada competitividad entre los clubes. Sin prisa, pero sin pausa trabaja el director deportivo para completar el plantel, a la espera que caiga el refuerzo deseado por él y por el técnico Óscar Fernández, siempre dentro de una limitación económica que obliga negociar mucho y condiciona las aspiraciones azulillas.
Mientras tanto, el preparador valenciano sigue preparando el aspecto físico y técnico de sus jugadores, después de un mes de pretemporada y cuatro partidos amistosos que se han saldado con dos empates (Betis Deportivo y Recreativo de Granada) y dos victorias (Torredonjimeno y Torre del Mar).