La realidad social actualmente es bien diferente a la de hace unos años. En Linares, personas que disfrutaban de una situación acomodada luchan ahora contra la desesperación de no disponer de recursos. Pertenecían a la denominada clase media que, con la crisis del ladrillo, primero, y, después, con la pandemia han ido perdiendo peso en la sociedad de nuestros días.
Cáritas Diocesana se enfrenta a nuevos desafíos en un país en el que casi 13 millones de personas están riesgo de pobreza o exclusión social, lo que representa el 26,5% de la población. Lo más llamativo o alarmante es que en la provincia de Jaén cerca del 12% de las personas atendidas por la organización católica poseen un puesto de trabajo. Es decir el perfil del demandante de ayuda ha cambiado y no necesariamente pertenece a los denominados colectivos desfavorecidos o vulnerables.
De este y de otros asuntos, se habló este domingo en el II Encuentro de Voluntariado de Cáritas del Arciprestazgo de Linares, que celebró en el centro parroquial Sagrado Corazón. Allí voluntarios de distintos puntos de la provincia, no solo de la ciudad minera, participaron en conferencias y mesas redondas en las que se pudieron acercar aún más a la realidad social, laboral, sanitaria y económica de Linares y su comarca. En ambas citas los asistentes coincidieron en que, hoy, la lucha para llevarse algo a la boca es diaria y la necesidad de contar con una red de voluntariados potente se hace imprescindible para echar una mano a los que lo pasan realmente mal.
El objetivo del encuentro también era abrir Cáritas Interparroquial de Linares a la sociedad local y a sus autoridades, además de captar nuevos voluntarios porque todo ayuda es poca en estos momentos.
La reunión contó la participación de la concejal de Bienestar social, Mamen Muñoz, o el presidente de la Cámara de Comercio de Linares, José María Villén, entre otros. La jornada se completó con una comida de convivencia y el reconocimiento a los voluntarios más veteranos de cada parroquia.