Javier Hernández Tubío llega algo aliviado a la cafetería en la que ha quedado para conversar con El Nuevo Observador. Acaba de dejar el coche, después de dar varias vueltas hasta encontrar aparcamiento. En la calle, hace un sol de justicia. Más sosegado, pide un café solo con hielo.
Es, quizá, uno de los concejales más desconocidos del Ayuntamiento de Linares, a pesar de haber pertenecido al equipo de Gobierno hasta febrero del pasado año y dirigir un área que, hasta la crisis del ladrillo, era de las más potentes de cualquier Consistorio: la de Urbanismo.
Luego, pasó a la oposición con sus otros dos compañeros de Cilu, Javier Bris y Myriam Martínez, hoy en día, sanatizados y repudiados por antiguos compañeros de Ejecutivo y, sobre todo, por usuarios de las redes sociales, que no reparan a la hora de soltar todo tipo de improperios hacia ellos. Javier Hernández no se siente ofendido, ni guarda rencor, porque se siente con la conciencia tranquila.
Pese a su juventud, habla con enorme responsabilidad. Quizá por su formación académica de ingeniero superior y su poso de tipo tranquilo. Durante la entrevista, las palabras y los gestos de Javier Hernández fluyen lentas y armónicas, destilando una paz que, a primera vista, lo descartarían como hombre capaz de domar huracanes.
Pronto descubrimos que rema contra corriente, cuando toca hablar de injusticias. Observa paciente el océano de la vida, buscando el equilibrio y esperando su ola. Y nunca cede bajo la presión porque, recuerda, siempre viene otra detrás.
—¿Quién es Javier Hernández Tubío?
—Un tipo normal, de gustos sencillos. Es muy difícil definirse a uno mismo. Supongo que los que mejor pueden responder a esa pregunta son los que me conocen o me han tratado alguna vez. Pero creo que en resumen eso, un chico muy normal.
—¿Qué hace un joven ingeniero metido en estos berenjenales de la política?
—A veces es algo que me he preguntado en más de una ocasión en estos años. Para mí, la idea principal de estar en política es querer aportar y dedicarle tu tiempo y dedicación a la sociedad -en este caso a Linares- con el fin de mejorar las cosas. Y así comencé.
Participé en el proyecto de Cilu-Linares y Cilus desde sus comienzos. Al principio, de una manera más distante, ya que vivía fuera de la ciudad por motivos laborales. Siempre estaba dispuesto en echar una mano cuando volvía a Linares los fines de semana o por Skype, en la distancia, para ayudar a mis compañeros. Poco a poco me fui involucrando más y más. El punto álgido, supongo, que fue a finales del año 2017, al cambiar de trabajo, lo que me permitió volver a Linares y estar con el proyecto al cien por cien.
—¿Merece la pena?
—Creo que aún no estoy capacitado para responder a esta pregunta. Llevo ligado al partido desde el año 2014, pero la experiencia cambia mucho de estar en segunda línea a estar en primera, siendo concejal desde 2019. Es una montaña rusa de sensaciones. Pero tengo la suerte de haber vivido momentos muy buenos, ayudar a personas, solucionar problemas y conocer mucha gente buena. Para contestar plenamente a lo que plantea, creo que debo sentarme y poner todo sobre la mesa para ver el balance y todavía no lo he hecho de manera global.
—¿Cómo lleva que lo pongan verde a usted y a sus compañeros de Cilu en las redes sociales?
—La crítica sucede desde que te expones por primera vez al público y hay que ser plenamente consciente de aceptarla. La crítica en sí es buena, ayuda a hacer análisis y a mejorar. Otra cosa, que creo que es a lo que se refiere, son insultos, descalificaciones y amenazas. Es una auténtica pena que parezca algo normalizado en según qué redes sociales.
Aparecieron desde el primer día que hicimos público el partido por desgracia. Lo que nunca me iba a esperar fue la escala que se vivió desde el pasado febrero. En ese aspecto la política es injusta porque no te conocen. Si la gente que nos insulta supiera, por ejemplo, lo que hicieron Javi Bris y Myriam por Linares durante la pandemia no se atreverían a hablar con tanto odio, salvo porque tengan intereses en dañar nuestra imagen para mejorar la de otros, que creo que es lo que pasa. La gran mayoría son cuentas falsas que nacieron entre enero y febrero de 2022. Mi último ejemplo fue cuando dije que no había proyecto de la reforma del Estadio de Linarejos, dije la verdad y solo recibí insultos en letras mayúsculas.
—¿Estaba justificada la moción de censura?
—Desde nuestro punto de vista, por supuesto. Se estaba siguiendo varias tendencias que tenían que acabar, pero respeto todas las opiniones. En el discurso del pleno de la moción de censura expuse toda nuestra visión. Sigo sin entender ciertas actitudes que, estando en minoría, no tienen ningún sentido y actualmente tampoco entiendo ciertos discursos en los que parece que el equipo de Gobierno saliente hubiese ganado las elecciones en el año 2019.
Creo que a la política se viene a dialogar, a intentar encontrar puntos en común y a trabajar para que cosas tangibles salgan adelante, y no a ir contra los concejales con cosas personales, ni a imponer criterios a nadie. Tampoco a hacer demagogia, ni el ridículo para tu círculo en redes sociales.
—El discurso de aquel día le salió del alma…
—La verdad es que sí. Todos mis compañeros confiaron en mí para la tarea como presidente del partido y la verdad es que tardé muy poco en escribirlo. Conforme lo iba leyendo fui reviviendo todas las situaciones desagradables que vivimos desde que unilateralmente el anterior alcalde rompió el pacto de gobierno, todo fruto de las intrigas de unos pocos y no de la política.
Intenté ser lo más elegante posible dentro de la gravedad de algunas cuestiones y creo que gustó y hasta «empapó» más de lo que yo me esperaba. Sobre todo el tramo final y el cierre. Ese mismo, día recibí muchas llamadas telefónicas con relación al discurso y alguna que otra me sorprendió.
—¿Sabe algo de los presupuestos municipales de 2022?
—Lo poco que nos han comentado. Que lo que se llevó a pleno iba con más de 30.000 operaciones contables ya realizadas y que hubiera sido un suicidio aprobar lo que planteaban PP y Ciudadanos. Afortunadamente en el partido determinamos que dejarlo sobre la mesa era una opción conservadora a espera de las explicaciones adecuadas.
Cuando tengamos toda la información, veremos qué postura adoptamos. Ahora mismo estamos a la espera del nuevo equipo de Gobierno, aunque esperamos y exigiremos unas nuevas cuentas municipales cuando antes, como no puede ser de otra manera.
—¿Cobra algo del Ayuntamiento de Linares?
—Sí, las asistencias a órganos colegiados como cualquier concejal no liberado.
—¿Cuánto percibía cuando estaba en el equipo de Gobierno?
—Prácticamente lo mismo que percibo por las asistencias, sobre unos 900 euros. En un primer momento del momento, como concejal delegado, empecé con una liberación parcial, pero como a los meses me reenganché al trabajo la dejé. No sé si recuerda que incluso hubo un pleno celebrado en el año 2019 en el que se me atacó bastante por trabajar. Sigue en la plataforma Youtube por si alguien quiere verlo. Algunas intervenciones fueron muy injustas pero de todo se aprende. Me encanta aprender todos los días. Ese día aprendí mucho.
—¿Qué opinión tiene de las actuales liberaciones?
—Que es una decisión que le corresponde al Gobierno y, concretamente, al alcalde actual. Como la suma del gasto político no supera lo anterior, no lo criticamos, aunque estéticamente lo considero un error evitable.
—¿Le ha dejado de hablar algún compañero de Corporación?
—Sí es cierto que alguno que otro no me devuelve los buenos días. Es algo que no entiendo. El que tendría que estar ofendido por todo lo que nos han hecho y el proceso penal en el que nos metieron gratuitamente a quince concejales sería yo. También tengo familia y amigos que se han preocupado por el asunto porque ha salido por todos sitios. Más cabreado tendría que estar yo, si cabe, cuando te dicen en un pleno literalmente y a la cara que fue por una «oportunidad política».
Pero no le doy mucha importancia. Seguiré a lo mío, como mis compañeros. Seguiré tratando y saludando a todo el mundo por igual. Es mi naturaleza y, además, hay que ser educado con las personas.
—¿Por qué está siendo un mandato tan complicado? ¿No tienen todos el mismo desafío: Linares?
—En teoría sí, y me gusta pensar que sí en términos generales, pero no puedo ser ingenuo. Desde enero de 2021, creo que algunos se dedicaron a intrigar para su beneficio personal y no a lo que tenían que hacer.
En la actualidad, considero que hay bien diferenciados dos grupos de concejales en el pleno de la Corporación, uno que, con mayor o menor acierto, vamos al orden del día de las sesiones, y otro que sigue las directrices de un determinado eje que trasciende a los partidos. Creo que es muy sencillo identificar a unos y a otros. En mi opinión hay concejales que le han cogido el gusto a su posición, cosa que no entiendo.
Por ejemplo, en el último pleno ordinario de julio, Cilu llevó una moción que salió adelante por unanimidad para tener un Plan Local de Vivienda Municipal, mientras que otros le dedican tiempo a las redes sociales y a las campañas virtuales con su camarilla. Es la misma tendencia que denunciamos anteriormente, pero ahora lo practican desde la oposición.
Espero que esos concejales del eje próximamente presenten mociones con el mismo ímpetu con el que redactan entradillas en redes. Estaría encantado de debatirlas y de aprobarlas si son buenas para la ciudad, por supuesto.
—¿Qué lecciones le está dando su etapa en la política?
—Muchas. A no ser confiado y estar alerta siempre, que hay días buenos y malos. Creo que es importante tener la cabeza en su sitio para encajar los golpes y seguir avanzando, incluso en los días malos.
Recuerdo hace años, por ejemplo, cuando unos exafiliados disidentes nos quitaron la marca nacional por equivocarnos con un plazo. Teníamos Cilus con un proyecto de expansión muy ambicioso, quizá demasiado, y por otro lado Cilu-Linares que la hicimos para remarcar nuestro carácter linarense. Pues se aprovecharon de nosotros y lograron quitarnos la marca a pesar de ser los fundadores de Cilus…
Para mí, todo ese proceso fue muy duro y casi tiro la toalla. La verdad es que lo hicieron para nada, porque no fueron capaces de sacar proyectos ni de hacer nada, más que ir en nuestra contra en las elecciones andaluzas de 2018. Mientras tanto nosotros triplicamos la representación con nuestra marca local en 2019, de la que por supuesto, nos sentimos muy orgullosos. La política te enseña a que cualquier momento de despiste o debilidad se paga caro y será bien aprovechado por quien te quiere mal y vive de las intrigas.
—Es un hombre comedido y moderado. ¿Hay alguien que le saque de sus casillas?
—No. Procuro estar siempre con la mente fría y serena, porque creo que tomar decisiones o la palabra en caliente no te deja visualizar con criterio ninguna situación. Lo que sí me molesta es que haya gente que se crea importante y muy imprescindible de lo que realmente es.
Algunos se han ensalzado mucho durante este mandato y creo que es algo muy patente. Todos en mayor o menor medida estamos de paso. La realidad es que seguirá habiendo veinticuatro concejales más un alcalde en las próximas elecciones y sucesivas se presente quien se presente. Hay que tener más humildad y no pensar que la rueda se va a parar por ti.
—Si tuviera que poner una banda sonora a la situación actual de Linares, ¿cuál sería?
—’No Time for Caution’, de Hans Zimmer para la película ‘Interstellar’.
—Fuera de la vida municipal, ¿qué le gusta hacer?
—La ficción, sobre todo (cine, libros, videojuegos…), y salir con mi pareja a cenar o tomar algo hasta tarde, lo típico. De vez en cuando con los amigos que están aquí y con los que vienen de fuera, cuando vienen… Todo dentro de lo normal. Desde diciembre que nació mi sobrina Sara creo que mi mejor afición también es intentar hacerla reír, que se ríe mucho la jodía.
—Usted es uno de los muchos alumnos formados en la EPSL. ¿Dígame cómo podemos retener el talento?
—Creo que lo principal es que Linares sea lo más competitiva posible en todos los aspectos para que podamos tener en la ciudad empresas cuya actividad esté relacionada con las titulaciones del campus. La circulación lógica del estudiante, si este lo elige, sería el formarse aquí y empezar su carrera profesional donde has estudiado y, obviamente, hacer vida en Linares.
—¿Su proyecto de vida está en esta ciudad?
—Por supuesto. Fíjese, todos los días, sin contar viajes específicos, hago 112 kilómetros para estar en mi puesto de trabajo. Lo fácil hubiera sido mudarme. Prefiero estar aquí con los míos.
Concejales como Javier son imprescindibles. Ojala todas las listas estuvieran repletas de personas con un perfil tan interesante.