A Javier Portilla lo podemos ver quemando asfalto con sus zapatillas o caminando con bastones a un ritmo frenético por algún sendero cercano a Linares. Por la manera de marchar, nadie diría que tiene casi 60 años. Ni siquiera su melena canosa hace justicia a su edad.
Cada día se entrena unas horas. Le da igual que caigan chuzos de punta o el sol apriete con fuerza. Y si es necesario echa más tiempo en el gimnasio. No es capaz de quedarse quieto. Para él, al igual que para otros muchos veteranos, la palabra sedentarismo no está en su vocabulario.
Hace 25 años que empezó a tomarse en serio el deporte. Desde entonces ha conseguido 257 podios en diferentes modalidades. En las dos últimas semanas ha sumado dos nuevas medallas a ese estratosférico número. Fue primero en veteranos C en el VII Trail Running Coliseo de Almedilla (Córdoba) y subió a lo más alto del cajón en la primera Cartagena Nórdica, en la misma categoría.
«Estoy tremendamente feliz. Está siendo un mes de junio de lo más positivo«, asegura a este periódico mientras se toma un café y hojea los periódicos del día. Su longevidad se cimenta en la pasión y el fervor que profesa al deporte, más que al éxito en sí mismo, «Soy consciente de hasta dónde llega el físico y los objetivos que me tengo que marcar», añade Portilla, quien regenta un negocio familiar de hostelería en la calle Espronceda.
Pertenece al CD Jaén Trail y va segundo de su categoría en el Circuito Provincial de Montaña. Javier Portilla es muy autoexigente y cuando prepara para una carrera lo hace a conciencia. Pero, también, disfruta de los viajes, de las amistades que hace en las pruebas y de la propia competición. Quizá ese sea el secreto de su eterna juventud: vivir el momento.