La disposición del Ayuntamiento en participar en el accionariado de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) del Linares no se ve demasiado en el fútbol actual. Los entes locales suelen huir despavoridos de aquellos lugares que le pueden generar problemas, máxime cuando se trata del dinero de los contribuyentes.
Pero siempre existe la excepción que cumple la regla y, en este caso, es el Recreativo de Huelva, cuyo máximo accionista es el Consistorio onubense. En julio de 2016, éste decidió expropiar las acciones del club de fútbol, fundado en 1889, a la empresa que lo estaba llevando a la ruina.
Para poder ejercer esa expropiación del 78% de las acciones que poseía esta empresa, el PSOE lo declaró Bien de Interés Cultural (BIC) en un tiempo récord de 15 días —estos procesos pueden demorarse años en muchos casos— y realizó la expropiación por vía urgente. De este modo, el Ayuntamiento podía dedicar recursos económicos a salvarlo.
A pesar de los reparos de Intervención y de determinados grupos de la oposición, logró su objetivo de evitar la disolución del decano del fútbol español, que arrastraba unas deudas de más de 20 millones de euros. Posteriormente, aprobó en pleno un plan de rescate y liberó las cuentas del club del embargo que soportaba de la Agencia Estatal de Administración Tributaria. Operaciones que no estuvieron exentas de polémica. Pero, la posibilidad de que Huelva perdiera un estandarte y patrimonio de la ciudad pesó más que cualquier otra cosa.
Un ejemplo más cercano lo representa el Real Jaén. En la capital del Santo Reino, el Ayuntamiento también saltó como un resorte, a principios de la década de 2000, para, al igual que en Huelva, frenar la posible desaparición del club. Sin embargo, fue un mal negocio para el Gobierno municipal. La decisión de comprar un paquete de 4,14 millones de euros en acciones para culminar la conversión del Real Jaén en Sociedad Anónima Deportiva supuso un lastre.
En la actualidad, el Real Jaén pelea en la quinta categoría del fútbol nacional por su supervivencia contra unas deudas económicas –las principales con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social– contraídas, precisamente, tras su conversión en SAD y por una pésima gestión de sus responsables, a la que se sumó a la entonces laxa fiscalización de las diferentes administraciones.
Córdoba, Algeciras y Linense
El Nuevo Observador ha consultado a medios de comunicación de Córdoba, Algeciras y La Línea de la Concepción sobre este asunto y reconocen que sus respectivos ayuntamientos «nunca estuvieron interesados en procesos de ese tipo, porque son un riesgo que nadie está dispuesto a correr». La relación de estos Consistorios con los clubes de fútbol se limita a patrocinios y a la cesión de las instalaciones deportivas.
Sin ir más lejos, el Real Murcia, que las ha pasado canutas en los últimos años debido a las deudas, solo cuenta con ayudas puntuales y una predisposición del Ayuntamiento a colaborar en varios aspectos, sobre todo en lo que respecta al cuidado del Estadio Enrique Roca y sus alrededores, y también a otros futuros equipamientos deportivos de la ciudad.
Siguiendo este patrón, la entrada del Ayuntamiento de Linares en la futura SAD solo puede obedecer a una cuestión política o a que la situación económica de la entidad azulilla es más grave de lo que parece.
Totalmente de acuerdo con el artículo,remitase señora Alcaldesa a patrocinio y en el estadio….que ya están bien servidos con esas dos cosas….