Linarejos ha sido de siempre un campo complicado. De esos que los rivales marcan en rojo en el calendario. Los éxitos del Linares se han basado, a lo largo de su historia, en su fortaleza en casa, ya sea para luchar por ascensos o permanecer en la categoría.
Asaltar el vetusto campo municipal no es sencillo. Prueba de ello es que el equipo no cae ante su público desde el pasado 12 de marzo, cuando se vio sorprendido por el Fuenlabrada en uno de los partidos más espesos de los azulillos del pasado curso. Con anterioridad, solo habían ganado en Linarejos, dos filiales -el Real Madrid Castilla y el Celta B- y la Cultural Leonesa.
Los buenos guarismos logrados como local, colocaron al Linares entre los cuatro mejores equipos del Grupo I de Primera Federación, con un total de 39 puntos. Números similares a la temporada 21/22, lo que confirma la importancia de jugar en casa para los mineros.
Mantener la solvencia en Linarejos es fundamental para que el equipo de Óscar Fernández siga creciendo como colectivo y, sobre todo, se acerque a la permanencia, único objetivo de la temporada.
El rival
Enfrente estará nada menos que el Málaga CF, hasta hace muy poco un equipo de Primera División. Los malaguistas se han ido rearmando con paciencia del varapalo que supuso la temporada pasada caer a la tercera categoría del fútbol español. Han llegado hasta arriba sin hacer ruido y, de nuevo, a las órdenes de Sergio Pellicer, están en lo más alto.
El Málaga quiere agarrarse al buen rendimiento y la forma de competir que ha tenido hasta ahora en la competición -cuatro victorias consecutivas- para intentar llevarse los tres puntos de la ciudad minera. Antes deberá derribar el muro inexpugnable de Linarejos.