En no pocas ocasiones el entrenador del Linares, Óscar Fernández, se ha referido a la importancia del colectivo por encima de las individualidades y ha hablado de la necesidad de que todos los jugadores aporten.
En este tipo de discursos, tanto el actual preparador azulillo como cualquier colega de profesión insisten en lo largas que son las temporadas y en lo trascendente de que todos los futbolistas estén preparados para actuar en cualquier momento.
El entrenador valenciano ha tenido un problema añadido: la plantilla se cerró demasiado tarde, por lo que ha tenido que ir construyendo el equipo jornada a jornada. Pese a ello, comienza a tener un núcleo duro de profesionales indiscutibles, como el portero Samu Casado y los laterales Fran Varela y Dani Perejón, que han disputado todos los minutos que se llevan consumidos de curso.
Tras probar con Tano y Fran Ortuño como pareja de centrales, Óscar Fernández ha optado para esa posición de la defensa por Javi Rentero y Manuel Molina, si bien la fiabilidad de este último es cuestionable después de los partidos ante el Málaga y el Ibiza.
Hasta el momento, el técnico del Linares ha utilizado a 19 profesionales, alternando jugadores en el centro del campo y la delantera. Otra de las líneas indeterminadas es la medular, donde sigue probando efectivos, máxime con la baja de Rodri.
Todavía no saben lo que es saltar al campo el meta Ernesto, titular el pasado año con Alberto González, el mediocentro Lucas Suárez, que llegó procedente del Sporting de Gijón B; el atacante Zaki, quien todo apunta a que disfrutará de pocos minutos, y el jugador de la cantera Carrillo. Tampoco están entrenado mucho en los planes el lateral derecho Antonio Marín, al igual que Ortuño. En cualquier caso, el plantel es el que es y todos deben estar preparado para cuando haga falta. Esa es la realidad de este Linares.
