Abrahán Pérez Heredia, de 25 años de edad, dormía, como el resto de su familia, ajeno a lo que pocos segundos después sucedería en su vivienda del número 14 de la calle Ronda del Molino de Linares, cuando, por razones que todavía desconoce, las llamas devoraron el inmueble en un abrir y cerrar de ojos.
A las siete y veinte de la mañana, del pasado miércoles, el fuerte olor a quemado y los gritos del resto de vecindario despertaron a las cinco personas que se encontraban en el interior, entre ellos dos menores.
Tal era la voracidad del fuego que apenas tuvieron unos segundos para escapar por una rendija de una de las habitaciones de la segunda planta. Fue un primo de Abrahán el que le indicó la salida más rápida para no ser consumidos por las llamas. Todavía con el miedo en el cuerpo, este vecino del barrio de San José trata de digerir lo sucedido.
Nada más llegar a la calle, un ruido de piquetas sale de la vivienda siniestrada. Es un joven que está levantando el suelo. A su lado, dos mujeres barren en el salón donde se originó el incendio, completamente calcinado, al igual que el cuarto de baño, las escaleras que conducen al piso superior y el resto de habitaciones.
Nada se ha salvado del fuego: ropa, muebles, electrodomésticos, cuadros, colchones… Abrahán y su familia lo han perdido todo. Además, no tiene seguro, por lo que carece de recursos para reconstruir su casa.
Han sido los vecinos de la zona los que han dado un paso al frente y, desde el mismo día del suceso, se pusieron, literalmente, manos a la obra para ayudar a esta familia humilde de Linares.
Todos aportan su granito de arena, desde herramientas hasta alimentos. «No tengo palabras para agradecer todo lo que están haciendo por nosotros», asegura Abrahán. «No quiero dinero, solo lo necesario para salir de esta y volver a empezar. Solo pido arreglar la casa, nada más», añade emocionado.
Una ola espontánea de solidaridad se ha apoderado del barrio y de la propia ciudad, gracias a los mensajes colgados por sus vecinos en distintos grupos de Facebook.
Este viernes Antonio, Nico, Javi, Puertas y otros cuantos más voluntarios estaban, junto con Abrahán, sacando carros de escombros a la calle. «Aquí nos tiene para lo que haga falta», espeta uno de ellos.
La familia afectada cuenta también con el apoyo de Cáritas Interparroquial y del área de Asuntos Sociales que «está viendo la manera en la que puede ayudar», señala a este periódico la concejal del ramo, Auxi del Olmo. Mientras llega esa ayuda y se repara la casa, Abrahán y su familia duermen en las habitaciones de la segunda planta con el calor que han recibido de toda su gente.
Fotos: Javier Esturillo
Cuánto siento lo sucedido! Es una familia muy querida en el barrio. Me alegra ver como se ha unido el vecindario para ayudar. Estoy muy orgullosa de mi barrio y su gente, humildes y con grandes corazones dispuestos a ayudar😊 Qué Dios os ayude poniendo en vuestro camino personas así…Con empatía y amor.