Emad Ismail Hegazi (57 años) vive cada día con el corazón en un puño. Le cuesta mucho conciliar el sueño, alimentarse y trabajar con normalidad. Está en un continuo estado de alerta desde el pasado 7 de octubre. Ese día, a primeras horas de la mañana, militantes de Hamas lanzaron un ataque sorpresa a Israel por tierra, mar y aire.
Durante la incursión terrestre, cerca de la valla perimetral entre Israel y Gaza, las milicias armadas de Hamas acribillaron a balazos a más de 340 jóvenes que asistían a un festival de música al aire libre cerca de Reim. Según las autoridades de Tel Aviv, aquel sábado murieron al menos 1.200 personas y más de 200 fueron secuestradas.
Todo ello acompañado una intensa descarga de cohetes contra objetivos israelíes, causando muerte y destrucción, en un ataque sin precedentes en el largo conflicto entre ambas partes.
El Gobierno de Benjamín Netanyahu respondió de inmediato con una cruenta ofensiva aérea, a la que siguió la invasión de la Franja de Gaza, donde residen más de dos millones de personas en un espacio de poco más de 365 kilómetros cuadrados.
Impotencia y dolor
En ese lugar de guerra total se encuentran la mujer, los tres hijos y toda la familia de Emad, un palestino que llegó a Linares en 1990 par estudiar en la Escuela de Peritos. Trata de estar en contacto permanente con sus seres queridos, pero no son fáciles las comunicaciones.
Su hija mayor es periodista, la otra está a punto de acabar Enfermería y el más pequeño que tiene 8 años apenas puede asistir a clase debido a los incesantes ataques de fuerzas armadas israelíes que han sesgado por completo la vida de miles de personas, principalmente niños.
La situación en la ciudad de Gaza, donde nació Edmad y vive su familia, es de completo caos. No disponen de electricidad ni de agua y el precio de la comida se ha disparado debido a la escasez de productos. Sobreviven con la poca ayuda humanitaria que les llega.
Emad es un hombre roto por dentro. El «genocidio» al que Israel está sometiendo a su pueblo ha despertado en él los instintos más primitivos del ser humano, que combinan odio y venganza a partes iguales.
Siente «impotencia» y es tal su desesperación e ira que estaría dispuesto a combatir contra el Estado de Israel si fuera necesario. «Me ha venido muchas veces a la cabeza coger una metralleta e irme para allá a defender a mis hijos. No le voy a mentir. Lo que están haciendo con nosotros es un exterminio«, asegura a este periódico.
Considera que Hamas es un producto de Israel. Desde su punto de vista, fue quien le dio todo el poder con el único propósito de dividir a los palestinos de la Franja de Gaza y de Cisjordania, en la que gobierna Fatah (Autoridad Nacional Palestina) en manos de Mahmud Abás.
«Hamas no es un grupo terrorista ante los ojos de un palestino»
Para Emad, Hamas «no es un grupo terrorista». «Está luchando por su territorio. Como palestino no puedo calificar lo que hicieron como un ataque terrorista, pero con la mirada de un español -tiene la doble nacionalidad- puede verse como terrorismo», señala para, acto seguido, preguntarse: «¿Cómo definimos lo que está haciendo Israel? ¿Eso no es terrorismo?».
Poco antes de los ataques del 7 de octubre, Emad estuvo en Gaza, y «allí nadie podía imaginar lo que ocurriría después. Nos pilló a todos por sorpresa», afirma, aunque cree que los servicios de inteligencia de Egipto y del propio Israel «sabían lo que iba a pasar». «Netanyahu era completamente consciente de todo. Estaba informado», añade.
A su juicio, el primer ministro israelí ha utilizado el «divide y vencerás» para mantenerse en el poder y evitar, de momento, sentarse en el banquillo de los acusados por delitos de cohecho, fraude y abuso de confianza. No en vano, accedió a la Presidencia manchado por la corrupción.
«Nefasta» política de la Unión Europea
Lamenta la posición de la Unión Europea en este conflicto. La cataloga de «nefasta». «Tiene dos balanzas para medir lo que está sucediendo. Por un lado, dice que está negociando para lograr un alto el fuego, mientras que por el otro hace la vista gorda y permite a Israel que nos masacre«.
Por ello, Emad no confía en las misiones diplomáticas en las que participan Estados Unidos, Egipto y Francia. En su opinión, esta escalada de violencia, la más cruenta de los últimos años, en la que el número de palestinos muertos asciende ya a 28.576, la mayoría menores y ancianos, tiene una única solución: la salida de Israel de los territorios ocupados, para la creación del Estado palestino, un anhelo que ha fracasado durante las últimas siete décadas.
La ocupación de Israel y la ausencia de un Gobierno estable en todo el enclave, capaz de ejercer su administración de forma autónoma en Cisjordania y Gaza, impiden que los territorios que conforman Palestina ejerzan su soberanía o desarrollen políticas públicas para los 5,5 millones de personas que aproximadamente viven en ellos.
«Recuperar lo que es nuestro y vivir en paz»
«Solo queremos recuperar lo que es nuestro y vivir en paz», sentencia. «Muchas personas siguen atrapadas bajo los escombros y en las carreteras, y los servicios de emergencias no pueden llegar hasta ellas», advierte con un nudo en la garganta, porque «nos tratan como animales».
Emad ve en la Franja de Gaza un régimen de apartheid, como el que impuso la comunidad blanca en Sudáfrica, el único Estado que, por ahora, ha denunciado a Israel ante la Corte Internacional de Justicia por «genocidio».
En este contexto de horror, Emad está tratando por todos los medios de traerse su familia para Andalucía. El problema es que abandonar la zona norte de la Franja es, hoy por hoy, casi imposible, puesto que el Ejecutivo israelí ha establecido una especie de frontera que impide el paso de un área a otra.
A este linarense de origen gazatíe, solo le queda esperar y rezar para que ninguno de sus seres queridos caiga en los bombardeos o en los ataques «indiscriminados» que lleva a cabo el Ejército israelí a pie de calle, bloque a bloque, casa por casa…
Emad es uno de los pocos palestinos que quedan ya en Linares. Cuenta con la ayuda de un grupo de personas del municipio que ha constituido la Plataforma de Solidaridad con Palestina. El próximo 25 de febrero protagonizará una nueva concentración en la Plaza del Ayuntamiento para exigir el cese de la guerra, la defensa de los derechos humanos, la paz y la solidaridad y manifestar su «rechazo al genocidio y castigo sistemático de Israel sobre el pueblo palestino».
Fotos: Javier Esturillo
Evidentemente Israel pretende (y así lo han repetido ministros del gobierno de Netanyahu, diputados, mandos militares y soldados rasos) la aniquilación de todos los palestinos de Gaza y, más tarde, harán lo mismo con los de Cisjordania (ya lo están haciendo). ¿Cómo se denomina a eso? No hay otra palabra que GENOCIDIO. Yo sí creo que lo del 7 de octubre, a ojos occidentales, fue terrorismo, Pero me pregunto ¿qué otra cosa podían hacer si la diplomacia, la ONU, los acuerdos firmados, TODO HABÍA FRACASADO y seguían matando palestinas y palestinos y construyendo la mayor CÁRCEL del mundo en Gaza? Y, ahora ¿qué hace el mundo occidental: ¡todos contra Rusia! Y eso está bien. ¿Y «todos contra Israel no? ¡¡¡HIPÓCRITAS!!! Hipócritas y colaboradores de facto