Silencio, concentración, virtuosismo y madurez escénica. Son cuatro facultades que definen a un artista superior. No son fáciles de alcanzar y se necesitan años de perfeccionamiento para lograr el respeto del público. Ricardo Gallén García (Linares, 1972) está considerado uno de los intérpretes de guitarra clásica española más prestigiosos del mundo. Ha logrado en sus años de carrera exprimir como nadie la esencia de la música y de la cultura a través de las cuerdas de un instrumento que llegó a sus manos cuando era un niño.
Ricardo Gallén lleva doce años sin actuar en su ciudad y este viernes será el encargado de abrir el ‘renacido‘ Festival de Música y Artes Escénicas de Linares (Fimae). La cita es el viernes, 19 de abril, a las 20.30 horas, en el Auditorio del Pósito.
La presencia del guitarrista linarense es todo un lujo. Cuadrar la agenda de un músico tan demandado como Guillén requiere un tiempo y, también, un interés. En esta ocasión, ha sido posible. Para él, actuar en Linares representa el «reencuentro con la niñez, la juventud, las memorias de tantas cosas vividas…». «Desgraciadamente mis padres ya no viven y la mayoría de mis amigos de la infancia tampoco están allí. Volver a un sitio donde has sido feliz es más difícil que ir a uno desconocido, la verdad», añade a este periódico.
Es dueño de una rara timidez, humildad y generosidad. En 1999, estuvo a punto de no presentarse al Festival Internacional de Guitarra Francisco Tárrega de Benicàssim, porque tenía uña rota y perdió una partitura prestada de una amiga. Sin embargo, en su tercer intento, no desfalleció y acudió al certamen con unas uñas postizas de porcelana y una difícil partitura de Joaquín Rodrigo en el atril. El linarense asombró al jurado y logró llevarse el codiciado galardón a casa.
Pero antes de esta anécdota, ya lo había ganado casi todo en nuestro país (Comillas, Andrés Segovia, Linares, Alhambra…) y había logrado premios importantes en Finlandia, Bélgica y Alemania, donde acabó sus estudios de maestro en Múnich. Su impresionante palmarés le llevado a recorrer todo el mundo, siempre con Linares por montera. «Echo muchísimo de menos mi tierra, sus rincones, su gente, su paisaje…», afirma.
También recuerda con añoranza a Tomás Villajos Soler, su primer profesor, y a Joaquín Moya, con el que aprendió solfeo en el Conservatorio, donde tomó clases de piano con su hijo Francisco Moya, al que le une una estrechísima amistad.
Fue con Miguel Barberá, por entonces catedrático de Guitarra del Conservatorio Superior de Música de Córdoba -el de Linares era en ese momento un aula de extensión-, con el que descubrió definitivamente su verdadera pasión y vocación. En aquellos tiempos «tan sólo nos movía el amor y la ilusión por la música y la guitarra», dice Gallén, quien reconoce, años después, «Vivo de mi sueño y eso es algo que no todo el mundo puede decir».
Este viernes interpretará un programa variado que recorrerá la música popular del Centro y Sur de América, de la primera mitad del siglo XX, para regresar a Europa con Fernando Sor (clasicismo). Finalizará su esperado concierto con su compositor fetiche, Juan Sebastian Bach, que, durante unos años, residió en la ciudad de Weimar, en el Estado de Turingia, donde vive Gallén desde hace 14 años.
Fotos: Facebook/Ricardo Gallén