Manuel acaba de salir de casa para darse una vuelta por el barrio. Reside en La Paz y se ha detenido enfrente del antiguo mercado de abastos. En una esquina de la calle Juan XXIII hay un pequeño parque cubierto hasta arriba de maleza. Es tal la vegetación que impide ver los dos bancos colocados allí. «Dígame cómo me siento, si están llenos de broza», se pregunta en voz alta.
El panorama empeora conforme uno se adentra en las zonas comunes de los bloques que jalonan la barriada. Está todo descuidado. La abundancia de malas hierbas es tan frondosa que apenas deja florecer los pocos rosales que existen.
En el núcleo residencial de La Paz parece todo tercermundista. «Pero aquí viven personas, tan dignas como las del centro», espeta María que camina con lentitud apoyada por el carro de la compra. «Es una vergüenza cómo nos tiene el Ayuntamiento, abandonados, marginados», denuncia.
El «cabreo» de María es compartido por otro oriundo que se acerca al antiguo mercado para señalar la falta de limpieza e higiene. «Muchas promesas en campaña, pero por aquí no viene nadie», lamenta. «Siempre pagamos los mismos», añade enfurecido este vecino de la calle Poeta Amado Nervo.
Siguiendo la senda de Juan XXIII se llega hasta La Andaluza, Girón y la Colonia del Sol, tres comunidades que sufren la misma sensación de angustia ante «tanta dejadez» de la Administración municipal. Concha tiene su casa muy cerca de la Plaza de las Provincias, donde el matorral campa a sus anchas e incluso avanza al parque infantil inaugurado no hace más de un año.
«Seguimos reclamando soluciones a la seguridad ciudadana, infraestructuras, limpieza, arbolado, que son desoídas una y otra vez por los organismos públicos, entre ellos, la alcaldesa de nuestra ciudad», censura otro residente. «No sé dónde está el famoso plan de desbroce», interroga.
A ambos márgenes de la Avenida de España, la situación de desamparo y desasosiego entre el vecindario es la misma. En estos espacios, se ha pedido de manera reiterada inversión pública y mejoras en los servicios existentes, pero lamentablemente estas solicitudes «han sido ignoradas».
En el Camino de Úbeda, la zona residencial de expansión de Linares, hace unos días desbrozaron, pero «deprisa y corriendo», advierte Antonio que espera paciente la llegada del autobús urbano. No le falta razón, porque quedan restos de rastrojos y la maleza está presente en los acerados hasta tal punto de que, en determinadas zonas, impiden el paso. Una tierra baldía a medio camino de varios centros educativos y deportivos frecuentados por numerosos linarenses.
Arrayanes, La Zarzuela, El Cerro, San José y otros barrios de la denominada periferia de la ciudad padecen síntomas similares, donde sus residentes aseguran sentirse «abandonados», por la degradación de sus calles y edificios.
«Han pasado diez meses desde que esta la alcaldesa está y nada ha cambiado. Seguimos igual o peor», sentencia Alejandro, un joven que va hacua a las ‘Ocho Puertas’ y pide una mayor implicación de la Administración local en estas zonas ya degradadas de por sí.
Fotos: Javier Esturillo
No son sólo esos sino casi todos y en todos los barrios incluidos los cercanos al centro
Es que han estado ocupados por la agenda de desfiles y festejos tan cargada que tienen.
Y què me dicen de las zonas linda tes con la calle Almería, a quien pertenecen esos terrenos, por qué tenemos que soportar todos los años la quema de malezas, las distintas plagas de cucarachas y otros insectos?, como no obligan a los propietarios de esos terrenos a mantenerlos limpios?.
Tengo una edad, y nunca he visto a mí pueblo en tal situación de abandono.
Esto es lo que tenemos….cuatro personajillos que nos gobiernan..reciben dinero y lo gestionan como ellos quieren y promesas de traer empresas y ..mucho mercadillo medieval… cuatro colchonetas y cuatro tonterías…
Y los terrenos colindantes a la calle Piedra (colonia del sol) algunos vecinos han tenido que hacer ellos mismos el desbrozamiento para que en caso de que ardan las brozas no ardan los coches también , y el podado de los árboles que llevan años sin hacerlo con el peligro que conlleva para los ciudadanos.
Muchas gracias Juan Esturillo por darnos voz a los vecinos de los barrios marginados .