Rachel García, talento joven linarense al servicio de la ciencia

Tiene 22 años, es química y el próximo 5 de junio recibirá el premio al Mejor Trabajo Fin de Grado de la Universidad de Jaén

Por:Javier Esturillo
Rachel García Barranco, en el V Congreso Internacional de Aceite de Oliva.

Para Rachel García Barranco la vida es química. Todo está interrelacionado, predeterminado por secuencias de pequeñas moléculas, átomos, partículas… Como la literatura se basa en secuencias de letras, o la computación en secuencias de ceros y unos.

A sus 22 años, es toda una promesa de la ciencia. Lo refrenda la pasión con la que habla de ella y el premio al Mejor Trabajo Fin de Grado que recibirá el próximo 5 de junio en el salón verde del Campus Las Lagunillas de la Universidad de Jaén. Su investigación ha sido la más valorada por el jurado de los galardones que abordan temáticas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En su caso, centró su investigación en la síntesis de derivados de origen natural y evaluación de su actividad antimicrobiana para una posible aplicación en la industria alimentaria. El trabajo ha sido supervisado por el catedrático de Química Orgánica, Joaquín Altarejos Caballero, y la profesora titular de Microbiología, Elena Ortega Morente.

Este importante reconocimiento pertenece al ámbito de los ODS de Acción Personas, que abarca desde el fin de la pobreza, al hambre cero, pasando por salud y bienestar, educación de calidad e igualdad y/o diversidad de género.

Rachel García observa a través del microscopio durante un trabajo en la UJA.

Rachel García Barraco, que este jueves participa en el V Congreso Internacional sobre Aceite de Oliva, Olivar y Salud, no puede estar «más feliz» por este éxito que hace extensivo al equipo que trabaja con ella en la UJA, el grupo FQM 182 Y AGR 230.

Desde muy pequeña se ha sentido atraída por la ciencia y, en concreto, por la química, porque forma parte «de la naturaleza que nos rodea». Está «muy comprometida con la industria agroalimentaria» y asegura que no cejará en su empeño de «seguir formándose académicamente para contribuir a la comunidad científica con mis aportaciones». «La ciencia es un trabajo grupal, que depende de muchas mentes y corazones», remata.

Escuchándola uno tiene la sensación de que se encuentra ante alguien mucho mayor, más experimentado. Sin embargo, es una chica normal, enamorada de su ciudad y del Campus Científico Tecnológico. «No somos conscientes de lo que tenemos. Es una auténtica maravilla», resume para este periódico.

Estudió la ESO en el Huarte de San Juan y de ahí se marchó al Cástulo. Su futuro está ligado a la investigación. Tiene madera de científica y una mente brillante. Y para quien tenga dudas de que llegará lejos, solo debe esperar un poco de tiempo.

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